
En nuestro
país, el 17 por ciento de las mujeres preferiría ser
un 25 por ciento menos inteligente si pudiera ser 25 por ciento
más hermosa, mientras que en otros países sólo
el ocho por ciento opina lo mismo. El asunto cobra mayor importancia
cuando se determina que seis de cada 10 mujeres se sienten incómodas
al describirse como hermosas.
Lo anterior se demostró en estudios realizados en diferentes
países y con poblaciones representativas, informó
Edward T. Lacy, durante el evento ¿Así o más
bella? Una mirada hacia adentro, organizado por la agencia de publicidad
Eureka, integrada por estudiantes de la Facultad de Ciencias Administrativas
y Sociales de la Universidad Veracruzana (UV).
Fuera de una conferencia informativa tradicional, Lacy organizó,
en el auditorio de la Facultad de Arquitectura y ante estudiantes
de secundaria y preparatoria, un desfile de modas en el que las
y los modelos eran jóvenes cuya principal característica
era mostrarse seguros de sí mismos sin importar talla ni
peso. Así, mientras los modelos desfilaban, las cifras alarmantes
aparecían en el fondo.
El 43 por ciento de las mexicanas se sienten mal consigo mismas
al ver mujeres bonitas en las revistas, en cuanto que las francesas
no mostraron alguna reacción. Ante esta situación,
cabe destacar que uno de cada 11 comerciales contiene un mensaje
directo sobre la belleza. Además, las revistas cuyo mercado
es la mujer, contiene 10.5 veces más artículos relacionados
con dietas y pérdida de peso que las publicaciones masculinas.
Esto repercute en el hecho de que sólo el uno por ciento
de las mujeres de este país se considere mucho más
bonita que las demás. En Estados Unidos y Canadá el
porcentaje es mucho más alto, pues asciende a 17 puntos.
En tanto, casi el 70 por ciento de las mexicanas cree que “a
medida que las mujeres se hacen mayores, es menos probable que el
atractivo físico defina su autoestima y bienestar”.
Ocho de cada 10 mexicanas piensan que las mujeres de hoy se ven
obligadas a estándares de atractivo físico más
altos que los de la generación de
sus madres.
El conferencista, presidente del Centro de tratamiento para la mujer
Avalon, enfatizó en la importancia de que cada uno de los
jóvenes asistentes a la charla se hiciera la misma pregunta:
¿quién soy? Asimismo, que platicaran con sus padres
para que ellos también respondieran la interrogante planteada.
Y debido a la dificultad de dar una respuesta inmediata, sugirió
que construyeran juntos una respuesta razonada.
Acompañando a Edward T. Lacy, estuvo la psicóloga
Melissa Trouyet Camil, quien explicó las características
de los trastornos alimentarios, conflicto al que estuvo enfocado
¿Así o más bella? Entre las cuestiones que
destacó fueron que las mujeres con anorexia y bulimia, trastornos
más frecuentes, deben ser comprendidas, escuchadas y recibir
información tanto de la familia, amigos y profesionales.
Entre las cosas que no se debe hacer, dijo, está reclamar,
suplicar, manipular, criticar, avergonzar, discutir, controlar,
presionar y mucho menos minimizar el problema. Jamás deben
hacerse este tipo de expresiones: “estás muy flaca
o qué bueno que ya subiste de peso”, comentó,
pues pueden provocar reacciones contrarias a las inicialmente buscadas.
Ortorexia
Gabriela Nachón, del Instituto de Ciencias de la Salud de
la UV, durante su conferencia “Cuando el comer bien se vuelve
una obsesión”, explicó que dentro de los trastornos
de comportamiento alimentario existe la anorexia y bulimia nerviosa,
obesidad, comedores compulsivos y ortorexia nerviosa. Ésta
se define como el comportamiento obsesivo-compulsivo por la comida
biológicamente pura.
Las personas más susceptibles a presentar este trastorno
son las mujeres jóvenes con personalidad frágil, aficionadas
al atletismo y culturismo [físico] y con una alteración
psicológica. “Aunque en nuestro país no se han
registrado casos de ortorexia, ese hábito convulsivo está
centrado en ingerir sólo alimentos procedentes de la agricultura
ecológica y libres de transgénicos”, explicó.
Los síntomas que se presentan son: hipertensión, desnutrición,
osteoporosis, trastornos obsesivos compulsivos, depresión,
ansiedad e hipocondría. Además, las personas con este
problema se encierran, se aíslan de la familia y los amigos,
y presentan cambios de carácter. Algunas preguntas que se
deben tomar en cuenta para sospechar que se tiene ortorexia son:
¿pasa más de tres horas al día pensando en
su dieta?, ¿se preocupa más por la calidad de los
productos que por el deleite de comerlos? Conforme aumenta la calidad
de su comida, ¿cree que disminuye la calidad de vida?
La
familia, detonante de la salud
Para detallar sobre las causas de los trastornos alimenticios, la
experta en el tema, Yolanda Barrios, adscrita al área de
adicciones del Centro de Integración Juvenil, aseguró
que una estrecha vinculación con la madre y la presencia
del padre durante la niñez asegura que se tendrán
menos posibilidades de que las jóvenes caigan en algún
tipo de trastorno.
Dio a conocer durante su conferencia que existen siete áreas
que componen el estilo de vida; éstas son: equilibrio psicocorporal,
autoconcepto, hábitos alimenticios, usos y abusos de sustancias
tóxicas, uso de tiempo libre, expresividad y creatividad.
Finalmente, calificó a la anorexia y la bulimia como epidemias
que se extienden en las sociedades industrializadas y que afectan
a un mayor número de adolescentes.
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