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En
México, 20 por ciento de los niños la padecen
El trabajo infantil, esclavitud
disimulada: Araceli Brizzio
Edith Escalón |
Al
ser clandestina o disimulada dificulta conocer su magnitud, descubrirla
o sancionarla |
El
trabajo infantil, que alcanzó en 2006, según estadísticas
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a 218 millones
de niños entre 5 y 17 años, se ha convertido en una
forma de esclavitud contemporánea, que al ser clandestina o
disimulada, dificulta conocer su magnitud, descubrirla o sancionarla,
aseguró la antropóloga especializada en derecho infantil
Araceli Brizzio de la Hoz, investigadora de la Universidad Veracruzana
(UV).
“En gran medida el trabajo infantil existe y se desarrolla porque
es aprovechado por los empleadores o clientes e ignorado y tolerado
por autoridades y algunos grupos de la sociedad, con indiferencia
y pasividad, incluso en sus formas más abusivas, como si formara
parte de un mundo invisible”, aseguró la académica
de la UV, quien ha realizado y publicado junto con el Fondo de Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF) una serie de estudios en México
sobre este tema. |

Araceli Brizzio de la Hoz, académica e investigadora de la
UV. |
Aunque
reconoció que no existen datos precisos del número de
menores que trabajan en México, estimó que debe ser
superior al 20 por ciento: “Las cifras oficiales hablan de 3
millones y medio de niños trabajadores, de los 38 millones
que existen; yo creo que la falta de estudios y de definición
jurídica impiden que se tengan datos más exactos o apegados
a la verdad”.
De hecho, comentó que en el informe presentado por UNICEF ante
la Conferencia Internacional del Trabajo Infantil (a partir de 1997)
reveló que alrededor de 30 millones de niños y adolescentes
trabajan tan sólo en América Latina y el Caribe, la
mayoría de ellos con pagos inferiores al salario mínimo,
y aseguró que el dato es alarmante si se considera que muchos
de ellos empezaron a trabajar a los 6 años, en momentos en
que sus facultades físicas y psicológicas están
en proceso de desarrollo. |
Brizzio de la Hoz recordó que un análisis de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) advirtió
que en México el 20 por ciento de los niños en edad
escolar trabaja y en consecuencia pierde de uno a dos años
de estudios, lo que representa un deterioro de los ingresos que percibirá
en el futuro como persona económicamente activa que equivale
a seis años de salario mínimo.
Según refirió la académica, quien imparte en
la Facultad de Psicología de la UV experiencias educativas
relacionadas con esta problemática, el mismo organismo indicó
que en América Latina cada dólar destinado a la educación
permitirá a los futuros empleados obtener ingresos de 4 a 10
dólares más, por la cantidad de conocimientos adquiridos
a su paso por el sistema educativo.
“Como dice el informe, resulta paradójico que la pobreza
de más de 200 millones de marginados en la región sólo
aumentaría entre 3 y 10 por ciento si estos niños dejaran
de trabajar. Esto muestra desacuerdos con el criterio popular que
sostiene que sin la aportación del trabajo infantil, las familias
perecerían”, sostuvo Brizzio de la Hoz.
Es innegable, dijo, que la mayoría de las estimaciones sobre
trabajo infantil aún son confusas en cuanto a la concepción
misma del trabajo, a la diversidad de criterios para afrontar el problema,
al desinterés oficial, al sub-registro y a las edades y sectores
que se toman en cuenta en los estudios focalizados.
Y es que además del carácter clandestino que le dan
los empleadores al trabajo infantil, obtener datos precisos es difícil
porque los estudios generalmente son aislados y dan prioridad a las
poblaciones callejeras, dejando de lado otras formas de trabajo infantil,
como el que se da en sus propios hogares o en los negocios familiares.
Mencionó que siempre y cuando los trabajos sean forzosos –y
no una alternativa– serán considerados como “violatorios”
de los derechos infantiles, reconocidos internacionalmente desde 1989
en la Organización de las Naciones Unidas y firmada por más
de 150 países, entre ellos México. |
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