Año 6 • No. 227 • junio 19 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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Afirma investigador de la UNAM
Fantasea el arqueólogo si no
sustenta su campo de trabajo
Fernanda Melchor
Hacer arqueología es explicar el presente a través del pasado histórico, político, social y económico de los pueblos
Frente a un público compuesto por estudiantes de las carreras de Historia, Antropología y Arqueología de la Universidad Veracruzana (UV), el arqueólogo Lorenzo Ochoa Salas, insistió en la seriedad del trabajo arqueológico
y en la necesidad de limitar la imaginación.


Lorenzo Ochoa Salas.
“En la historia prehispánica la identificación iconográfica se asume sin analizar la correspondencia entre significado y significante, que a fuerza de repetirse, poco a poco adquiere una suerte de carta de naturalización con la consecuente imposibilidad de reconsiderar la primera impresión”, dijo el experto en culturas del Golfo de México.

Como toda ciencia, la arqueología necesita de la imaginación del investigador para crear nuevas teorías y conceptos, así como para encontrar relaciones entre los fenómenos estudiados. “Sin embargo, el arqueólogo debe tener especial cuidado al dar rienda suelta a su imaginación, pues corre el riego de obtener conocimientos basados sólo en la imaginación fantástica, es decir, ideas no comprobadas, ni demostradas ni confrontadas con otra fuente”, afirmó el investigador invitado por el Instituto de Investigaciones Histórico Sociales (IIHS) de la UV para ofrecer una conferencia el pasado 9 de junio.

¿Dios del maíz?
Para ejemplificar esta situación, Ochoa Salas puso como ejemplo al “Dios del maíz” olmeca, figura alegórica aparecida en estelas que fuera así bautizada por arqueólogos extranjeros porque los adornos de su tocado les parecían una mazorca. Sin embargo, Ochoa Salas afirmó que se trata de una imaginación fantástica, porque durante la época olmeca los tubérculos eran la principal fuente de alimentación, no el maíz, pues todavía no se había creado el proceso de nixtamalización para enriquecer su contenido nutricional, por lo que resulta ilógico que los olmecas veneraran una planta de poca utilidad.

“Lo que sucede es que se ignora, se exagera o se tergiversa la evidencia y se crea un mundo fantástico que no está fundamentado bibliográficamente, ni iconográficamente, ni a través de datos orográficos, lingüísticos o etnográficos”, explicó.

Asimismo, el investigador expresó que los datos aislados son muy importantes, siempre y cuando estén identificados de acuerdo al contexto de donde originariamente se crearon. “En tanto no exista este fundamento, interpretarlos puede inducir a crear una explicación que se construye a partir de la imaginación, lo cual no pasa de ser un mero ejercicio intelectual de carácter fantasioso”, señaló Ochoa Salas.

De esta manera, la arqueología no es una reconstrucción de la vida de los pueblos, porque para este investigador “reconstruir” significa “inventar”. Para Ochoa Salas esta disciplina consiste en explicar por qué los fenómenos históricos, políticos, sociales y económicos se dieron de una manera y no de otra, y que su valor radica en la comprensión del pasado para el entendimiento del presente, “por lo que fuera de esto carece de toda utilidad práctica”.

Ochoa Salas ejemplificó esta situación aludiendo al estudio del primer contacto entre Europa y América, ocurrido en 1492. “Para comprender este momento, hay que poseer un profundo conocimiento de ambos mundos, pero sobre todo de la historia prehispánica de México. Si no, seremos incapaces de comprender la Independencia, la Reforma, la Revolución, la victoria del PAN en 2000, y los demás sucesos que han convulsionado nuestro país”, aseguró.

Por otra parte, el investigador proporcionó a los estudiantes presentes un breve panorama arqueológico de los vestigios de culturas que habitaron la costa del Golfo de México, desde Tabasco y Veracruz hasta Tamaulipas, pasando por Puebla, San Luis Potosí y Oaxaca.

Lorenzo Ochoa Salas es egresado de la Escuela Nacional de Antropología (ENA) y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución en la que funge como investigador titular experto en la Husteca y la Costa del Golfo de México.