Año 6 • No. 227 • junio 19 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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Nuestra Otra Voz
Achiganna: El Espinal, Oaxaca,
un pueblo con mucha cultura
Maria Luisa Matus Pineda, estudiante zapoteca de Pedagogía
El Espinal es un pueblo que conserva costumbres ancestrales, con cierta modificación pero con importante esencia espiritual. La cultura zapoteca vive a través de su lengua, sus fiestas tradicionales y vestimenta.

El atavío de las mujeres espinaleñas consta a veces de enagua, falda larga de la cintura hasta los pies y el huipil de tela de varios colores. Para los acontecimientos de relevancia, lo usual en las mujeres es el “traje Regional” de tehuana: huipil o blusa cerrada de cuello circular estampada a semejanza de flores, bordada con hilo-seda y la enagua de falda ancha, al extremo el loan blanco hasta el empeine.

Este traje, de vivos y llamativos colores, es el de gala. Muy apreciado sobre todo cuando se porta en las mayordomías y bailes titulares o en las velas de mayo con alhajas, monedas lustrosas de oro en cadenas colgadas en el cuello, pendientes de lóbulos de las orejas y pulseras en la mano.

En el Municipio la fiesta grande es en noviembre. Meses antes, el presidente municipal reúne a los representantes de agrupaciones y asociaciones en el Palacio Municipal para decidir si existen las condiciones económicas y sociales que permitan la realización de los festejos. Esto es debido a que en los años 60 una intensa sequía dejó en ruinas a la mayoría de los habitantes del pueblo que se dedicaban a la agricultura, la gran desolación que trajo la pobreza hizo imposible la celebración.

En nuestros tiempos la actividad económica ya no se basa principalmente en la agricultura, gran parte de la población son obreros, profesionistas y artesanos. Pero continúa el acto protocolario donde el pueblo decide si se hacen o no los festejos y la fecha de éstos, que son en octubre, cuando los habitantes eligen festejar a la Virgen del Rosario.

El día de la fiesta, cerca de la media noche la contingencia llega a la explanada del templo de la Virgen patrona de los y las espinaleñas, ahí al coro de ¡Viva la Virgen del Rosario!, ¡Viva Espinal!, comienza la quema del torito y de los castillos que generalmente son una réplica de la imagen de la Virgen, la cual reconocemos que nos ha hecho milagros. Así comienza la feria del pueblo que dura una semana y media.

Otra festividad para el pueblo es la Pascua que inicia con muchos días de preparación. El martes “Santo” se celebra en la capilla de San Mateo con una misa nocturna y la concurrencia de los fieles. El Miércoles Santo es el día más significativo para la liturgia, además de ser día de visita al panteón que tiene lugar una vez al año, precisamente el miércoles de la semana mayor.

Previamente se limpia y se pinta el sepulcro, y a partir de las 5 de la tarde de ese día se arregla con flores frescas y veladoras cuidadosamente puestas. Los dolientes imploran que el difunto siga en descanso eterno. En la entrada principal del panteón se colocan puestos de antojitos y dulces tradicionales que dan a este día un colorido especial.

Los y las espinaleñas se reúnen en iglesia principal, donde concurre la gente para el segundo viernes de cuaresma, asimismo se lleva a cabo el quinto y sexto viernes en la capilla de San Juan. Se congrega a la gente creyente para el rezo y después a degustar los “antojitos” y dulces de fruta cocida: camote, mezquite, limón, etc.

El Espinal es municipio único en el Istmo de Tehuantepec. Con una superficie de 82.93 kilómetros cuadrados, El Espinal es un municipio de 7 mil 705 habitantes aproximadamente (XII Censo General de Población y Vivienda 2000 INEGI) ubicado en la región del Istmo de Tehuantepec y se sabe que los primeros grupos humanos que lo poblaron datan del siglo XVII.

En un principio era un hacienda propiedad cedida por el Virrey a un mulato de nombre Sebastián López. Dicha propiedad fue pasada a sucesores legítimos y uno de ellos la dio en venta a los hermanos Fuentes, ricos hacendados. El tiempo transcurrió y la hacienda fue poblándose, tomó entonces el título de “Finca de la Santa Cruz”, y poco tiempo después la llamaron El Espinal, pues por los lugares prevalecía una flora de espino con fruto envainado que servía de alimento al ganado vacuno.

En los registros del origen de mi pueblo se narra que los dueños de la finca recibieron una carta en la que un hombre de Guatemala preguntaba
“si era cierto que existía, con el nombre de Espinal de los Fuentes, una hacienda y que de ser así, remitiesen las constancias, pues la Virgen del Rosario que él veneraba en su hacienda, en sueños le había ordenado qua la condujera a un punto situado al oeste, con el nombre de El Espinal, porque debía ser la protectora de sus habitantes”.

Nació así una extraordinaria historia de fe. En 1808 arribó a Santa Cruz Espinal la imagen de la Virgen del Rosario que hasta nuestros días ha cobijado a nuestro pueblo. El Espinal de hoy nació de una hacienda que avanzó a paso lento hasta llegar a ser un municipio de prestigiosa presencia nacional. Los lugareños se sienten honrados de su origen y luchan por conservar los usos y costumbres heredados de sus abuelos. Ejemplo de ello, es que aún se habla el melodioso y materno “zapoteco” heredado de los “binigulaza”. Las costumbres vigentes y la lucha por la superación han sido la carta de presentación de los espinaleños y han sido reconocidos en las ciencias, letras, deporte, la música, el arte y poesía.