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Nuestra
Otra Voz
Achiganna: El Espinal, Oaxaca,
un pueblo con mucha cultura
Maria Luisa Matus Pineda, estudiante zapoteca
de Pedagogía |
El
Espinal es un pueblo que conserva costumbres ancestrales, con cierta
modificación pero con importante esencia espiritual. La cultura
zapoteca vive a través de su lengua, sus fiestas tradicionales
y vestimenta.
El atavío de las mujeres espinaleñas consta a veces
de enagua, falda larga de la cintura hasta los pies y el huipil de
tela de varios colores. Para los acontecimientos de relevancia, lo
usual en las mujeres es el “traje Regional” de tehuana:
huipil o blusa cerrada de cuello circular estampada a semejanza de
flores, bordada con hilo-seda y la enagua de falda ancha, al extremo
el loan blanco hasta el empeine.
Este traje, de vivos y llamativos colores, es el de gala. Muy apreciado
sobre todo cuando se porta en las mayordomías y bailes titulares
o en las velas de mayo con alhajas, monedas lustrosas de oro en cadenas
colgadas en el cuello, pendientes de lóbulos de las orejas
y pulseras en la mano.
En el Municipio la fiesta grande es en noviembre. Meses antes, el
presidente municipal reúne a los representantes de agrupaciones
y asociaciones en el Palacio Municipal para decidir si existen las
condiciones económicas y sociales que permitan la realización
de los festejos. Esto es debido a que en los años 60 una intensa
sequía dejó en ruinas a la mayoría de los habitantes
del pueblo que se dedicaban a la agricultura, la gran desolación
que trajo la pobreza hizo imposible la celebración.
En nuestros tiempos la actividad económica ya no se basa principalmente
en la agricultura, gran parte de la población son obreros,
profesionistas y artesanos. Pero continúa el acto protocolario
donde el pueblo decide si se hacen o no los festejos y la fecha de
éstos, que son en octubre, cuando los habitantes eligen festejar
a la Virgen del Rosario.
El día de la fiesta, cerca de la media noche la contingencia
llega a la explanada del templo de la Virgen patrona de los y las
espinaleñas, ahí al coro de ¡Viva la Virgen del
Rosario!, ¡Viva Espinal!, comienza la quema del torito y de
los castillos que generalmente son una réplica de la imagen
de la Virgen, la cual reconocemos que nos ha hecho milagros. Así
comienza la feria del pueblo que dura una semana y media.
Otra festividad para el pueblo es la Pascua que inicia con muchos
días de preparación. El martes “Santo” se
celebra en la capilla de San Mateo con una misa nocturna y la concurrencia
de los fieles. El Miércoles Santo es el día más
significativo para la liturgia, además de ser día de
visita al panteón que tiene lugar una vez al año, precisamente
el miércoles de la semana mayor.
Previamente se limpia y se pinta el sepulcro, y a partir de las 5
de la tarde de ese día se arregla con flores frescas y veladoras
cuidadosamente puestas. Los dolientes imploran que el difunto siga
en descanso eterno. En la entrada principal del panteón se
colocan puestos de antojitos y dulces tradicionales que dan a este
día un colorido especial.
Los y las espinaleñas se reúnen en iglesia principal,
donde concurre la gente para el segundo viernes de cuaresma, asimismo
se lleva a cabo el quinto y sexto viernes en la capilla de San Juan.
Se congrega a la gente creyente para el rezo y después a degustar
los “antojitos” y dulces de fruta cocida: camote, mezquite,
limón, etc.
El Espinal es municipio único en el Istmo de Tehuantepec. Con
una superficie de 82.93 kilómetros cuadrados, El Espinal es
un municipio de 7 mil 705 habitantes aproximadamente (XII Censo General
de Población y Vivienda 2000 INEGI) ubicado en la región
del Istmo de Tehuantepec y se sabe que los primeros grupos humanos
que lo poblaron datan del siglo XVII.
En un principio era un hacienda propiedad cedida por el Virrey a un
mulato de nombre Sebastián López. Dicha propiedad fue
pasada a sucesores legítimos y uno de ellos la dio en venta
a los hermanos Fuentes, ricos hacendados. El tiempo transcurrió
y la hacienda fue poblándose, tomó entonces el título
de “Finca de la Santa Cruz”, y poco tiempo después
la llamaron El Espinal, pues por los lugares prevalecía una
flora de espino con fruto envainado que servía de alimento
al ganado vacuno.
En los registros del origen de mi pueblo se narra que los dueños
de la finca recibieron una carta en la que un hombre de Guatemala
preguntaba
“si era cierto que existía, con el nombre de Espinal
de los Fuentes, una hacienda y que de ser así, remitiesen las
constancias, pues la Virgen del Rosario que él veneraba en
su hacienda, en sueños le había ordenado qua la condujera
a un punto situado al oeste, con el nombre de El Espinal, porque debía
ser la protectora de sus habitantes”.
Nació así una extraordinaria historia de fe. En 1808
arribó a Santa Cruz Espinal la imagen de la Virgen del Rosario
que hasta nuestros días ha cobijado a nuestro pueblo. El Espinal
de hoy nació de una hacienda que avanzó a paso lento
hasta llegar a ser un municipio de prestigiosa presencia nacional.
Los lugareños se sienten honrados de su origen y luchan por
conservar los usos y costumbres heredados de sus abuelos. Ejemplo
de ello, es que aún se habla el melodioso y materno “zapoteco”
heredado de los “binigulaza”. Las costumbres vigentes
y la lucha por la superación han sido la carta de presentación
de los espinaleños y han sido reconocidos en las ciencias,
letras, deporte, la música, el arte y poesía. |
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