Año 6 • No. 227 • junio 19 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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  Violencia intrafamiliar:
círculo vicioso in crescendo
Gina Sotelo
Es la violencia psicológica la más común y a la que menos se le presta interés
Las relaciones interpersonales violentas tienen un proceso en el que se va reforzando la conducta del otro; el estilo de vida de la familia o pareja va acumulando tensión en el que la víctima tiene algún medio de control y el agresor la violencia explícita. Regularmente la víctima justifica y minimiza el hecho y al agresor no le gusta agredir y siente a la vez que sufre remordimiento, se siente mal y ofrece disculpas sinceras. Jura incluso que no lo va a volver a hacer, y como es algo factible, es fácil de creerlo.

La víctima entra en una total negación del problema a la que sigue la etapa de reconciliación, en la que aquélla vive una situación compensatoria que le hace sentir muy bien. No obstante, eso regresa a la pareja al mismo estilo de vida, donde se vuelven a acumular las tensiones y así sucesivamente una y otra vez.
Este ejemplo de situación violenta fue referido por la maestra en ciencias Alejandra Banola Jiménez, coordinadora del Programa de Salud Mental de la Jurisdicción Sanitaria no. 5, específicamente del Programa de prevención y atención a la violencia familiar, sexual y contra las mujeres, charla organizada por el Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana (UV).

Banola Jiménez expresó que esta situación es un problema que arrastra una carga fuerte de preceptos morales y situaciones culturales que dificultan el trabajo de investigación.


Alejandra Banola Jiménez dio un amplio panorama acerca de la violencia intrafamiliar
Sin embargo, la violencia intrafamiliar está regida por la norma oficial de México
que es la 190.

Existe, por otra parte, la violencia sexual; no sólo es la violación sino que puede ser el acoso, abuso deshonesto u obligar a la pareja a hacer algo que no estaba conforme; mientras que la económica es la que se ejerce por parte de quien lleva el control de los bienes y recursos, así como el abandono por omisión, como cuando los niños no son deseados, o en el caso de los ancianos o discapacitados marginados o aislados.

Explicó que la violencia intrafamiliar es un acto u omisión de un miembro de la familia hacia otro que genere en éste un daño de cualquier naturaleza: la violencia física se da con el cuerpo u objeto que genera daño; la psicológica son burlas, humillaciones, deterioro permanente de la imagen de la persona –la más común y la que más se pasa por alto–, no es vistosa o muy explosiva, puede ser sutil pero es permanente, esto es, poco a poco mina la integridad del individuo y no tiene que ver con subir la voz o decir malas palabras.
La pregunta común es ¿cómo es que aguantan y por qué siguen ahí? Cuestionó al auditorio la psicóloga, a lo que respondió que se da un síndrome de indefensión aprendida: trastorno de salud mental caracterizado por la aceptación del patrón de violencia, miedo constante, incapacidad de tomar decisiones, legitimación del hecho violento, racionalización de la tolerancia:
“La tolerancia de la víctima se va acumulando a la par que la capacidad del agresor va aumentando, y es peor la situación en periodos críticos como embarazo, enfermedad, dependencia económica, consumo de sustancias tóxicas y hacinamiento”.

La investigadora pidió a los presentes hacer un ejercicio personal en el que los participantes tenían que reflexionar sobre si conocían a alguien que pide permiso para todo, recibe y acepta burlas y humillaciones en público, se auto aísla y pocas veces habla de sí mismo, tiene lesiones recurrentes, justifica dificultades con su pareja y es sumamente indeciso.

Tras la reflexión y el intercambio de ideas, la psicóloga concluyó que la violencia de género es responsable de uno de cada 5 días de vida productiva perdido por mujeres en edad reproductiva, además de que una de cada 5 mujeres ha sido maltratada en algún momento de su vida física o sexualmente (OMS-2003).

El Programa de Salud Mental de la Jurisdicción Sanitaria no. 5 que coordina Alejandra Banola Jiménez de enero a la fecha ha atendido a 986 casos por violencia psicológica, física, sexual y económica, en ese orden. Para conocer más de él, se puede acudir directamente a la Avenida Lázaro Cárdenas 565 o llamar a los teléfonos 814-01-63 y 815-69-52.