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Gina Sotelo En
un área aproximada de 260 metros cuadrados, el pintor y escultor
Jorge González Camarena plasmó el mural Águila
en vuelo en 1950, en el entonces edificio del Banco de México,
hoy perteneciente a PEMEX-Refinería. Tras el paso del tiempo,
esta obra de impresionantes dimensiones ha sufrido un deterioro que
ha representado una pérdida de una parte significativa del
patrimonio cultural no sólo de nuestro estado, sino del mundo
entero.
El mural, ejemplo de las expresiones culturales y los logros estéticos
de la época, no ha pasado la prueba de la humedad y el salitre
y hasta hace unos meses se encontraba en pésimas condiciones.
La falta de mantenimiento le causó daños que parecían
irreparables. Fue entonces que un equipo de universitarios pertenecientes
a la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana
(UV) se dio a la tarea de rescatar esta obra.
De esta forma, un equipo de alumnos y egresados de la Facultad, asesorados
por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), serán los
encargados de hacer esta titánica labor.
El
mural y su triste estado
Como otros trabajos realizados por los grandes muralistas de México,
Águila en vuelo, realizado en el plafón del mezanine
de la Torre de PEMEX, da testimonio de las ideas políticas
de su autor, quien perteneció a la generación militante
del realismo social de la Escuela Mexicana, misma que buscó
reafirmar las bases nacionales en el arte.
Se aprecia, por medio de diferentes herramientas plasmadas, una fusión
entre el mecanicismo posterior a la revolución industrial y
la fuerza obrera mexicana de piel de bronce y veneradora del maíz,
esto en un gran cuadro realizado con colores basados en las tradiciones
populares. |
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Fue
gracias a un convenio de colaboración firmado en noviembre
pasado entre la UV y PEMEX que se decidió que la universidad
sería el órgano adecuado para subsanar los daños
que con el tiempo ha sufrido la obra. Ramón León García,
secretario académico de la Facultad de Artes Plásticas,
habla de las condiciones en las que recibieron el mural: “Estaba
ya muy deteriorado. Encontramos desprendimientos de la obra, superficies
pictóricas insustituibles. |
Había
acazuelados, que es la pintura que está a punto de desprenderse
y donde hemos intervenido para que la pintura vuelva a su sitio original
y tenga una duración más prolongada de por lo menos
otros 50 años, dependiendo de las condiciones en que se restablezca
el mural”.
La idea de trasladar el mural a Xalapa fue porque se reconoció
que aquí se tendrían mejores condiciones de trabajo
para hacer los tratamientos.
Para mudarlo de sede, se dividió en 120 paneles de dos metros
por uno de ancho cada uno. Actualmente la UV trabaja en 60 de ellos,
que es el área más dañada. León García
habla de este resguardo: “Cuando PEMEX solicita a la UV hacerse
cargo del proyecto, lo más lógico era que la Facultad,
además de hacer el reporte diagnóstico de las condiciones
del mural, se encargara de su rehabilitación”.
Bajo el criterio de restauración hay una ética esencial
que señala que las partes desprendidas del mural no se pueden
sustituir por el color, sino que se hace una reintegración
a base de líneas o puntos donde se marca el área que
está siendo reintegrada; en ningún momento es una sustitución,
sino una reintegración cromática.
A la fecha, se lleva un avance del 60 por ciento total de la restauración,
misma que quedará concluida en el mes de octubre, momento en
el que serán también los universitarios los encargados
de regresar a su sitio original la obra en perfectas condiciones. |
A
grandes retos, grandes restauraciones |
Minerva
Torres Vicente es otra de las responsables de este proyecto. Ella
es maestra de pintura de la Facultad y quien no se asusta con el trabajo
a realizar, sino que ve en éste una grandiosa oportunidad de
aprender: “Como egresados es maravilloso poder restaurar una
obra tan magnífica. En la carrera no llevamos la materia de
restauración, por lo que esta experiencia nos enseña
mucho, a la vez que hacemos un análisis profundo de la obra
de González Camarena”. |
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Afirma
que desde que el INBA les otorgó los permisos para restaurar
el mural –en abril–, cada día ha sido de gran aprendizaje;
desde lo que es el uso de color y su técnica hasta la emoción
que puede causar un proceso de restauración que para muchos
era desconocido: “Académicamente ésta es una experiencia
muy importante para todos nosotros. Al tenerlo tan cerca puedes ver
hacia dónde iba y por qué eran así las pinceladas.
Podemos admirar de cerca su dibujo y manejo técnico de la perspectiva.
Es sin duda un trabajo muy comprometido y difícil, pero nos
ha dado grandes satisfacciones”. |
Mayra
Pérez Ortega es egresada de la Facultad. Ella ha descubierto,
gracias a su trabajo de restauración, que centímetro
a centímetro aparecen sorpresas: “Trabajamos de 9 de
la mañana a 9 de la noche, apenas hacemos una pausa para comer.
El trabajo llega a agobiar un poco, pero la verdad es que en cada
panel hay un reto diferente y eso lo hace menos monótono, pues
tenemos que idear soluciones diversas”.
Dada la importancia de este mural, toda la reintegración cromática
es un proceso cuidadoso y largo, pero la joven se siente contenta
de formar parte de un bonito equipo de trabajo: “Además
de que ya sentimos que conocemos de cerca al pintor. Cada panel es
como una hoja de un libro que te devela una a una las pinceladas,
los efectos de sombras. En verdad es ésta una oportunidad que
nadie que ame la pintura se puede perder”. |
Restaurando
monumentales esculturas |
De
manera paralela, el equipo de jóvenes restauradores trabaja
en la reparación de un par de esculturas de gran formato de
Francisco Zúñiga, las cuales han sufrido un alto grado
de deterioro por las condiciones climáticas del Puerto, sumado
a las condiciones de agresión por parte de la misma comunidad
que arroja basura o que se sube a ellas.
Realizadas de concreto armado, una de ellas es La riqueza del mar
(5 x 4 metros por 4 de altura) y el friso La cosecha (15 x 4 metros
de alto). En este caso, los jóvenes harán un tratamiento
de consolidación al concreto que está por desprenderse
por la situación de oxidación del metal armado.
Se limpiarán y restaurarán los desprendimientos que
ya tiene, buscando que las estructuras tengan una durabilidad más
prolongada y se evite la erosión del salitre, pues estos monumentos
se encuentran prácticamente a la orilla del mar. |
González
Camarena y el muralismo en México |
Teniendo
como bandera y punto de partida la Revolución de México
en 1910, el muralismo cobró en la primera mitad del siglo XX
una fuerza inusitada. Diego Rivera, David Alfaro Sequeiros y José
Clemente Orozco fueron sin duda los nombres más importantes
dentro del género.
Influenciados por un pasado precolombino en común e incorporando
el arte tradicional a sus obras, pintaron numerosos edificios públicos,
la mayoría de ellos de arquitectura virreinal. A través
de sus imágenes se convirtieron en los cronistas de la historia
de México.
Compartiendo la influencia nacionalista, Jorge González Camarena
(1908-1980) nació en Guadalajara, Jalisco. Estudió en
la Escuela Nacional de Artes Plásticas en San Carlos. Escultor
y pintor destacado, son sus colores encendidos y sus formas apenas
figurativas lo que lo definen y que resuelven su estilo en un sintetismo
no excesivo de armonía monumental.
Perteneciente a su época temprana, Águila en vuelo tiene
un valor histórico invaluable. La temática entre lo
industrial y humanista es resuelta de manera magistral a manera de
plafón con un trabajo de perspectiva que se aprecia nítidamente
a pesar de estar a 7 metros del piso, lo que hace de este mural una
pieza de cuantía única. |
Los
jóvenes restauradores |
Los
participantes en el proceso de restauración y conservación
del mural Águila en vuelo son Ramón León García,
responsable del proyecto. Los académicos Minerva Torres Vicente
y Juan Pérez Ramírez. Los alumnos Uriel Fernández
Mejía, Rubén Amador Arauz, Samantha Flores Enríquez,
Rodolfo Souza Ortega y Abel Zavala Ortega, así como los egresados
Mayra Pérez Ortega, Luis Enrique Palma García, Noé
García Márquez y Laura Valdez Hernández. Este
convenio tiene además la supervisión de Enrique Salmerón
Córdoba, director de Área de Artes y de Félix
Menier, director de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana
(UV). |
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