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Incluso en Ciencias de la Salud, no
existen buenos hábitos alimenticios
Gina Sotelo |
Hay
poca promoción de mejorar los hábitos alimenticios |
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Garnachas,
picaditas, sopes, molotes, tortas, taquitos, tamales, tostadas, chiles
rellenos, enchiladas o enmoladas, son algunas de las llamadas “fritangas”
que comúnmente consumen de manera cotidiana algunos estudiantes
de la Unidad de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana
(UV). Estos alimentos son más baratos que los que se venden
en la cafetería de la Unidad, los cuales tienen mejores estándares
de calidad. |
Curiosamente,
frente a este espacio educativo, se encuentra también un supermercado
en la que los estudiantes podrían comprar otro tipo de alimentos
como frutas o verduras. Pero se consume más una empanada frita
que una manzana. Las grasas son necesarias para el buen funcionamiento
del organismo. Los excesos son los que las convierte en bombas de
tiempo. |
Las
investigadoras Rocío Imelda Hernández Coria y Ana
Leticia Ramos, de la Facultad de Bioanálisis de la UV, coordinadoras
del proyecto de análisis de grasas. |
Partiendo
de que el buen juez por su casa empieza, las investigadoras Rocío
Imelda Hernández Coria y Ana Leticia Ramos, de la Facultad
de Bioanálisis de la UV, y como parte de la línea de
aplicación y generación del conocimiento “Riesgos
a la salud”, dirigieron un proyecto de análisis de grasas
aplicado en los puestos de garnachas aledaños a Medicina.
De esta forma, las investigadoras se dieron a la tarea de estudiar
los 13 establecimientos que se encuentran alrededor de la Unidad de
Ciencias de la Salud, buscando conocer la calidad de los aceites que
consumen los estudiantes, las cantidades y cómo éstos
podrían dañar su salud. Se muestrearon los aceites y,
de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana, se llegó a conocer
qué sucedía con ellos al ser tantas veces recalentados,
así como determinar cuánto aceite absorbía cada
alimento.
Reportaron las académicas de la UV que en todos los establecimientos
los aceites se sobrecalientan, además de que hay algunas marcas
en las que las propiedades señaladas en la etiqueta no coinciden
con la realidad, pues se analizaron indicadores como índices
de humedad, de saponificación, el índice de yodo y el
de rancidez:
“Seleccionamos parámetros para ver si eran grasas saturadas
o insaturadas, motivadas porque una gran parte de la población
estudiantil consume alimentos ahí, quizá porque no tienen
otra opción. Estamos hablando de un 35 por ciento que diariamente
consumen ahí, son estudiantes que sólo tienen una hora
para comer, además de que les resulta más barato”,
explicaron. |
Por
su bajo costo, los “antojitos” tienen gran demanda |
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Refritos
La investigación observó que los aceites utilizados
en los puestos son sobrecalentados usándose hasta tres veces
en un mismo día para freír la comida, cuando lo óptimo
sería usarlos sólo una vez, pero esto es, claro, más
costoso. Así, las moléculas de los ácidos grasos
que constituyen a las grasas –los aceites– sufren degradación
térmica, se van haciendo más pequeñas o se transforman
en otras moléculas más tóxicas.
Señalaron las maestras entrevistadas: “Esperábamos
haber encontrado ácidos grasos completos o insaturados y, según
la temperatura de descomposición térmica del aceite
utilizado, debería estar al mínimo según la Norma.
Pero encontramos que los ácidos grasos insaturados, que son
los que debemos consumir, se transformaron en ácidos grasos
saturados, pues al ser éstos fritos con salsa, perdieron la
capacidad buena y quedaron como manteca”.
El análisis químico de las grasas evidenció que
al recalentarse el aceite se afecta su constitución química
y eso es lo que los estudiantes están consumiendo: “En
efecto, no usan manteca sino aceite, pero de muy baja calidad por
ser más barato. Recalientan tanto el aceite, que puede traer
problemas a la salud”.
En conclusión, la alimentación impacta directamente
la salud de los habitantes, lo que puede traducirse en enfermedades
circulatorias, ateromas (depósitos de grasas en arterias y
venas), obesidad, enfermedades coronarias como la arteriosclerosis,
infartos o colesterol. Las opciones que plantea este estudio es consumir
grasas insaturadas y tener una mejor información nutricional
para orientar nuestra dieta:
“Es paradójico, pero no comemos sanamente. El autocuidado
es muy importante pues si nosotros no logramos que nuestros estudiantes
coman sanamente, entonces ¿qué estamos haciendo? Queremos
que nuestros jóvenes estén bien alimentados y así
difundir el conocimiento de una manera quizá pequeña,
pero significativa”. |
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Cambiar hábitos alimenticios
Rocío
Imelda Hernández Coria y Ana Leticia Ramos sugieren, para gozar
de una mejor calidad de vida, cambiar los hábitos alimenticios:
“Necesitamos llevar una dieta más sana, consumir menos
masa, comer más verduras y frutas, alimentos cocidos, evitar
el cerdo y la res y sustituirlo por el pollo y el pescado. Tomar la
vitamina E y C directamente de los cereales, las frutas y los lácteos.
Optar por las grasas vegetales y los aceites de oliva”.
Las maestras en ciencias añaden que no es malo el consumir
este tipo de “antojitos” mientras sea en cantidades moderadas,
por ejemplo, una vez por semana. Se espera que los resultados de este
estudio sean parte de una publicación que difunda de una mejor
forma los datos obtenidos. Cabe mencionar que para realizar este estudio
se contó con la valiosa colaboración del laboratorio
Servicios de Apoyo a la Resolución Analítica (SARA).
Para saber más de este estudio se puede acudir directamente
a la Facultad de Bioanálisis de la UV en la calle Médicos
y Odontólogos s/n en Xalapa, o llamar al teléfono (01
228) 8 15 35 10.
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Grasas saturadas e insaturadas
Aunque
al escuchar la palabra grasa suele asociarse con gordura o con enfermedades,
las grasas son imprescindibles para el funcionamiento del organismo.
Los excesos son lo que la convierten en un arma letal. Según
su consistencia a la temperatura ambiente se clasifican en aceites,
cuando son líquidas, o mantecas cuando son semisólidas,
y sebos cuando son sólidas. |
De
acuerdo al número de átomos de hidrógeno que
presentan los enlaces químicos de las grasas, éstas
se dividen en saturadas, cuando contienen todos los átomos
de hidrógeno posibles; e insaturadas, cuando han perdido dos
o más átomos de hidrógeno. Las primeras son sólidas
a temperatura ambiente y proceden generalmente de los organismos animales.
Las segundas son líquidas y proceden sobre todo de los aceites
de semillas. |
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