Una vez más, la UNAPEI hizo una invitación abierta a
los estudiantes indígenas de la Universidad Veracruzana (UV)
para montar este altar. Por tener estudiantes de otros estados los
altares no sólo son de Veracruz: el año pasado fue dedicado
a Chiapas y ahora a Oaxaca, particularmente a Benito Juárez
en el bicentenario
de su natalicio.
Rosalba Rodríguez, coordinadora de la UNAPEI, explicó
en el Centro Universitario el por qué de este altar: “Hay
muchachos que han estado mucho tiempo fuera de su comunidad y ésta
es una manera de mantener viva la tradición. Para ponerlo,
ellos hacen una investigación que entrelazan con los recuerdos
de lo vivido en sus familias, las costumbres de sus abuelos y de sus
padres”.
Explica que la Unidad atiende principalmente a estudiantes indígenas,
quienes al venir a la ciudad dejan de lado sus costumbres: “Esta
es una forma de revalorizar la cultura de sus comunidades y que nosotros
como universitarios debemos conocer”.
En la UNAPEI hay aproximadamente 250 estudiantes inscritos, 180 de
ellos provienen de comunidades indígenas de Veracruz, Oaxaca,
Chiapas y Puebla, principalmente. Los jóvenes son en su mayoría
nahuas, totonacos y ténec.
Xantolo (Todos Santos)
Agustín Carpio Pérez es uno de los estudiantes de UNSPEI.
El está en el grupo 311 de la Facultad de Derecho y platica
sobre esta fiesta conocida como Xantolo, que cada año se celebra
en los dos últimos días de octubre y los primeros dos
días de noviembre: “Las comunidades indígenas
y algunas familias de la clase media lo celebran aquí en México
pero, con mayor impacto, en la región Huasteca de Veracruz,
Hidalgo y San Luis Potosí”.
Hablando de esta bonita tradición –explica Agustín–
en realidad comienza desde el 29 de septiembre, día de San
Miguel: “según nuestros antepasados es el día
en que les abren las puertas a los espíritus de los difuntos,
también llamados en algunos lugares ánimas; el 18 de
octubre, día de San Lucas, se pone la primer ofrenda. De acuerdo
a las costumbres de los indígenas, es cuando las almas llegan
a la tierra a estar con nosotros; en esta ocasión la ofrenda
se pone en la calle, fuera de la casa, ya que se cree que los difuntos
aún son recién llegados y algunos andan en busca de
sus hogares. Por lo general se pone agua y comida ligera sin muchos
condimentos”. La
plaza grande
Agustín comenta también que esto no es todo, pues
el ambiente en las comunidades indígenas se empieza a ver
diferente, la gente se prepara para la gran fiesta de Todos Santos,
o Santaló en náhuatl: “La siguiente fase es
esperar la llegada de ‘la plaza grande’, que viene a
ser el último fin de semana del mes de octubre, llamada así
porque en esas plazas no se vende otra cosa más que los insumos
para la fiesta; no asisten los comerciantes de ropa ni de zapatos,
lo único que se vende son artesanías de la región”.
Después de la plaza grande viene la plaza de la flor. Es
el día en que se venden puros insumos exclusivos para adorno
de los altares, como lo es la flor de zempoalxochitl o flor de muerto;
se vende además palma, hojas para tamales, velas, pan, copal
(incienso), cohetes, etcétera.
De ahí, los días principales son los dos últimos
días de octubre, ya sea 29, 30 ó 30 y 31. El penúltimo
día es la plaza de la flor, o día de la compostura,
que significa que Xantolo ha empezado; el último día
es para sacrificar a los animalitos destinado para esta ofrenda,
ya sean aves o cochinos; el 1 de noviembre es el día de ofrenda
para los muertitos infantes, donde se ponen dulces, galletas y comida
que ya mencionamos; el segundo día de noviembre la ofrenda
es para los muertos adultos; aquí hay todo tipo de comida
y de beber que se complementa con aguardiente, cigarros y algunas
otras cosas que el difunto gustaba en vida.
Sobre la mesa se ofrendan tamales de carne de aves y de cerdo; para
beber se pone el chocolate, elaborado por la misma gente, café,
agua, aguardiente, de acuerdo al día. Cuando está
la ofrenda se acostumbra quemar cuetes que truenan, chiflan, o de
luces. Se acostumbra también hacer caminitos con flor de
zempoalxochitl despicada. Según las creencias, sobre estos
caminos se guían los espíritus visitantes.
“Para finalizar se cuentan 8 días después, o
sea el 10 de noviembre. Se hace un ritual denominado Tlamakahual,
que significa despedida. Es, como se dice, la despedida de todos
los muertitos; se hace en la salida principal de la comunidad, y
aún se pone ofrenda durante media noche. Hay cuetes, música
tradicional de Huapango y mucha alegría por haber podido
recibir y atender a nuestros difuntos”. |