Año 6 • No. 245 • Noviembre 6 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Dedicado a Benito Juárez
¡Se pusieron vivos en UNAPEI
con su altar de muertos!
Gina Sotelo
Cada año se celebra el Xantolo en los dos últimos días de octubre y los primeros dos días de noviembre
En las celebraciones de días de muertos, los vivos son los que más gozan: tamales, atole, pan, calabaza en dulce, piloncillo y una lista interminable de platos característicos de cada región que seducen por sus colores, olores y sabores. El festejo de todos santos es el pretexto ideal para realizar las jocosas “calaveras”, comer en exceso y convivir con los amigos.

Pero es algo más: es un medio para recordar a los fieles difuntos y mantener viva una tradición que no va a morir y que se remonta a la época prehispánica de México.

La Unidad de Apoyo Para Estudiantes Indígenas (UNAPEI) celebró por quinto año consecutivo a los fieles difuntos con un altar dedicado a Oaxaca, un concurso de calaveras, música y, por supuesto, deliciosa comida y hasta el típico pozol tabasqueño.
Una vez más, la UNAPEI hizo una invitación abierta a los estudiantes indígenas de la Universidad Veracruzana (UV) para montar este altar. Por tener estudiantes de otros estados los altares no sólo son de Veracruz: el año pasado fue dedicado a Chiapas y ahora a Oaxaca, particularmente a Benito Juárez en el bicentenario
de su natalicio.

Rosalba Rodríguez, coordinadora de la UNAPEI, explicó en el Centro Universitario el por qué de este altar: “Hay muchachos que han estado mucho tiempo fuera de su comunidad y ésta es una manera de mantener viva la tradición. Para ponerlo, ellos hacen una investigación que entrelazan con los recuerdos de lo vivido en sus familias, las costumbres de sus abuelos y de sus padres”.

Explica que la Unidad atiende principalmente a estudiantes indígenas, quienes al venir a la ciudad dejan de lado sus costumbres: “Esta es una forma de revalorizar la cultura de sus comunidades y que nosotros como universitarios debemos conocer”.

En la UNAPEI hay aproximadamente 250 estudiantes inscritos, 180 de ellos provienen de comunidades indígenas de Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Puebla, principalmente. Los jóvenes son en su mayoría nahuas, totonacos y ténec.
Xantolo (Todos Santos)

Agustín Carpio Pérez es uno de los estudiantes de UNSPEI. El está en el grupo 311 de la Facultad de Derecho y platica sobre esta fiesta conocida como Xantolo, que cada año se celebra en los dos últimos días de octubre y los primeros dos días de noviembre: “Las comunidades indígenas y algunas familias de la clase media lo celebran aquí en México pero, con mayor impacto, en la región Huasteca de Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí”.

Hablando de esta bonita tradición –explica Agustín– en realidad comienza desde el 29 de septiembre, día de San Miguel: “según nuestros antepasados es el día en que les abren las puertas a los espíritus de los difuntos, también llamados en algunos lugares ánimas; el 18 de octubre, día de San Lucas, se pone la primer ofrenda. De acuerdo a las costumbres de los indígenas, es cuando las almas llegan a la tierra a estar con nosotros; en esta ocasión la ofrenda se pone en la calle, fuera de la casa, ya que se cree que los difuntos aún son recién llegados y algunos andan en busca de sus hogares. Por lo general se pone agua y comida ligera sin muchos condimentos”.

La plaza grande
Agustín comenta también que esto no es todo, pues el ambiente en las comunidades indígenas se empieza a ver diferente, la gente se prepara para la gran fiesta de Todos Santos, o Santaló en náhuatl: “La siguiente fase es esperar la llegada de ‘la plaza grande’, que viene a ser el último fin de semana del mes de octubre, llamada así porque en esas plazas no se vende otra cosa más que los insumos para la fiesta; no asisten los comerciantes de ropa ni de zapatos, lo único que se vende son artesanías de la región”.

Después de la plaza grande viene la plaza de la flor. Es el día en que se venden puros insumos exclusivos para adorno de los altares, como lo es la flor de zempoalxochitl o flor de muerto; se vende además palma, hojas para tamales, velas, pan, copal (incienso), cohetes, etcétera.

De ahí, los días principales son los dos últimos días de octubre, ya sea 29, 30 ó 30 y 31. El penúltimo día es la plaza de la flor, o día de la compostura, que significa que Xantolo ha empezado; el último día es para sacrificar a los animalitos destinado para esta ofrenda, ya sean aves o cochinos; el 1 de noviembre es el día de ofrenda para los muertitos infantes, donde se ponen dulces, galletas y comida que ya mencionamos; el segundo día de noviembre la ofrenda es para los muertos adultos; aquí hay todo tipo de comida y de beber que se complementa con aguardiente, cigarros y algunas otras cosas que el difunto gustaba en vida.

Sobre la mesa se ofrendan tamales de carne de aves y de cerdo; para beber se pone el chocolate, elaborado por la misma gente, café, agua, aguardiente, de acuerdo al día. Cuando está la ofrenda se acostumbra quemar cuetes que truenan, chiflan, o de luces. Se acostumbra también hacer caminitos con flor de zempoalxochitl despicada. Según las creencias, sobre estos caminos se guían los espíritus visitantes.

“Para finalizar se cuentan 8 días después, o sea el 10 de noviembre. Se hace un ritual denominado Tlamakahual, que significa despedida. Es, como se dice, la despedida de todos los muertitos; se hace en la salida principal de la comunidad, y aún se pone ofrenda durante media noche. Hay cuetes, música tradicional de Huapango y mucha alegría por haber podido recibir y atender a nuestros difuntos”.