Año 8 • No. 307 • Abril 28 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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En la obra teatral Un campo
Un niño vence
la hostilidad humana
Alma Espinosa
Un campo es una metáfora de cómo el humano pasa del estado salvaje al mundo civilizado: Bombardier

“Una buena obra de teatro para niños debe ser una buena obra para sus papás”: Boris

Bombas, balazos, helicópteros, todo un ambiente bélico en la antigua Yugoslavia tratan de tragarse el campo donde habitan un niño, un cazador y un gnomo, quienes crean un vínculo singular de comunicación que les descubra la razón de su existir, así describió la dramaturga canadiense Louise Bombardier la puesta en escena de Un campo, a cargo de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana (UV).

De visita por esta ciudad para ver el montaje dirigido por Boris Schoemann, co-director de la Compañía, Louise Bombardier platicó en entrevista que al escribir la obra imaginó a un niño que llegaba a la Tierra sin pasado y sin remota idea de su origen. La primera persona que se encuentra es un cazador que no habla y detesta a los humanos. A través de la obra el niño se traza una meta: vencer la hostilidad del hombre.


Boris Schoemann, director, y Louise Bombardier, escritora de la obra teatral Un campo
“Es una metáfora de cómo de manera interna el humano pasa del estado salvaje al mundo civilizado. Los sonidos bélicos en la obra asemejan cómo esta civilización se va tragando los últimos reductos de libertad y evidencia el peligro
en que se encuentran los animales”, comentó.

Louise escribió Un campo de manera inconsciente y hasta concluirla se dio cuenta del fondo del escrito y su impresión fue ver cómo un niño salvaje, sin educación, se encuentra con un adulto que tiene una gran herida. Aunque la comunicación verbal es breve entre el niño y el cazador, las acciones y los cantos van aportando el contexto.
En Un campo, que estará hasta julio en la Sala Chica del Teatro del Estado, los sábados y domingos a las 13:00 horas, también interviene un personaje irreal y divertidísimo, un gnomo, quien es justamente el vínculo entre el hombre huraño y el niño. La autora relata que en la obra existen metáforas que hacen reflexionar a los niños y a sus papás.

Al cuestionarle sobre su relación con el niño de la obra, explicó que siempre escribe a partir de sus experiencias. Ella es una mujer que no necesita bajar la vista para hablar con los niños; ella les habla de frente, sabe qué decirles, los ve a los ojos y los entiende perfectamente.

Boris Schoemann también logra una sinergia con los niños y considera que, en su mayoría, son más inteligentes que la mayoría de los adultos, por eso no le agrada la acepción de teatro infantil, sino de teatro para niños, jóvenes y adultos.
“Una buena obra de teatro para niños debe ser una buena obra para sus papás; además, debe permitir la comunicación entre generaciones sobre temas pocas veces tratados en el núcleo familiar”, comentó el director de la obra. Agregó que para los creadores es fantástico ver las miradas inquisitivas de los espectadores porque lo que pretende la autora es despertar más preguntas que respuestas.



Un campo estará hasta julio en la Sala Chica del Teatro del Estado, los sábados y domingos a las 13:00 horas
Al hablar de la obra de Bombardier, Boris dijo que Un campo es una historia dramática pero con un sentido del humor increíble: “Eso es justamente lo interesante de su dramaturgia que toca temas profundos, dolorosos pero siempre con un sentido lúdico y con una diversión que finalmente aligera y te hace ver que en el horror hay mucho amor”.

Schoemann destacó la presencia de la autora en nuestra ciudad para ver la puesta en escena de la que tenía muchas expectativas. Lo mismo sucedió con los actores de la Compañía Titular de Teatro, que estaban muy nerviosos por la llegada de Louise, quien ha visto montada su obra en Montreal y Francia.