Excelente
historiador
A lo largo del programa que produce semanalmente la Editorial de la
UV, el maestro Muñoz describió el impecable oficio de
Kapuscinski: “Él no se conformaba con dar la noticia
‘aséptica’, como acostumbramos ver en los periódicos
o noticiarios, donde dan la noticia ‘a secas’, o sea que
hay de por medio una especie de censura de que el comunicador no emita
juicios sobre lo que está mencionando y entonces nos llega
la barbarie en estado puro, como si no hubiera causas que significaran
estos conflictos y tampoco se prevén las consecuencias que
se pudieran suscitar. Kapuscinski como reportero se documentaba acerca
del país donde iba a cubrir la noticia, por lo que fue además
un excelente historiador: para dar la noticia establecía las
ligas que ese hecho tenía con el pasado y lo que podía
ocurrir una vez que esa situación se transformara en otra diferente.
“Existe un criterio unánime por parte de la crítica
especializada de que el periodista más notable de la segunda
mitad del siglo XX fue Kapuscinski. Fue un periodo donde no existía
internet, ni el fax, ni los teléfonos celulares, todo eso con
lo que contamos ahora a plena disposición, y él iba
al lugar de los hechos como un reportero común y corriente:
llevaba simplemente su libreta de notas, su estilógrafo o lápiz,
según el caso, y su registro memorístico, que eran sus
armas de trabajo; a veces no llevaba la grabadora porque en muchos
lugares a los que iba, como los países africanos, no había
dónde comprar cintas, y otras veces lo hacía por razones
de protección personal, para que no lo fueran a confundir con
un espía”, señaló el entrevistado.
Las comparaciones entre un periodista de la talla de Kapuscinski –considerado
una auténtica gloria del periodismo a nivel mundial–
y muchos jornalistas actuales dejan a éstos muy mal parados,
según Mario Muñoz: “Hoy quien hace el periodismo
carece de estos fundamentos de la noticia; aunque estoy de acuerdo
en la celeridad con que se vive la noticia, pero esto no quita que
cualquier tipo de reportero, incluso el policial, debe contar con
un bagaje cultural mínimo. Me sorprende que, en ocasiones,
el reportero no tiene ni siquiera noción de quién es
la persona a quien va a entrevistar y hace su trabajo sin el mínimo
profesionalismo. Pareciera que lo que importa hoy es manejar la información
de manera que ‘venda’ y se quede bien con el poder”.
Destacó el maestro Muñoz la ética que siempre
caracterizó a Kapuscinski, “independientemente de la
época que le tocó vivir, a pesar de los necesarios vínculos
que debía tener con el gobierno de su país, durante
el régimen socialista.
Por aquel entonces era un personaje muy leído, admirado, por
su posición valiente de comprometerse con la noticia sin pensar
que ello le acarrearía problemas con el régimen. Pero
actualmente la ultraderecha polaca lo ha considerado incluso un personaje
incómodo porque lo mismo denunciaba a la derecha que a la izquierda
y emitía juicios muy duros contra el régimen de Estados
Unidos, país del cual el régimen polaco es muy simpatizador.
Dijo un periodista polaco que es curioso que Kapuscinski sea hoy admirado
fuera de Polonia y el actual gobierno de su país se haya encargado
de disminuir su figura moral, como escritor, dentro del mismo, lo
que demuestra cómo escuece la crítica de un personaje
como él, cómo molesta”.
Literatura
y periodismo, siempre de la mano
Para finalizar, Mario Muñoz aludió al hecho de que
“a menudo, por prejuicio, se presupone que lo literario riñe
con lo periodístico y viceversa, y no es cierto. Periodismo,
crónica y literatura van siempre de la mano, aunque desde
luego siempre depende del escritor. Y en el caso de Kapuscinski,
esa amenidad, esos recursos de estilo, esos procedimientos que utilizaba
para mantener la atención de los lectores son técnicas
propiamente literarias, en cambio el material sobre el que trabajaba
era real, nada ficticio”.
Añadió que la primera edición del libro de
Kapucinski –gracias a uno de cuyos reportajes, señaló,
tuvo noticias por primera vez sobre el Apartheid en Sudáfrica,
por ejemplo— que publicara la UV en 1980 tardó años
en agotarse. “Para mi sorpresa, hace un par de años
me enteré de que esa primera edición, de tres mil
ejemplares, se había agotado; esto se debió a que
en los noventa la editorial Anagrama empezó a publicar en
español los libros de Kapuscinski y como los españoles
tienen una excelente distribución editorial, no sólo
en su país sino en toda América Latina, los especialistas
comenzaron a hablar sobre él y fue creciendo la demanda.
La segunda edición es de lujo, elegante, cosida y con troquelado
en la portada de pasta sobria”.
Las botas, de Ryszard Kapuscinski, se puede adquirir en el Servicio
Bibliográfico Universitario situado en Xalapeños Ilustres
37 o en la Feria Permanente del Libro Universitario, de Hidalgo
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