Año 8 • No. 314 • Junio 16 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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Ryszard Kapuscinski,
una gloria del periodismo:
Mario Muñoz
(2 de 2)
Celia Álvarez




Foto: thegeneralist.co.uk
Excelente historiador
A lo largo del programa que produce semanalmente la Editorial de la UV, el maestro Muñoz describió el impecable oficio de Kapuscinski: “Él no se conformaba con dar la noticia ‘aséptica’, como acostumbramos ver en los periódicos o noticiarios, donde dan la noticia ‘a secas’, o sea que hay de por medio una especie de censura de que el comunicador no emita juicios sobre lo que está mencionando y entonces nos llega la barbarie en estado puro, como si no hubiera causas que significaran estos conflictos y tampoco se prevén las consecuencias que se pudieran suscitar. Kapuscinski como reportero se documentaba acerca del país donde iba a cubrir la noticia, por lo que fue además un excelente historiador: para dar la noticia establecía las ligas que ese hecho tenía con el pasado y lo que podía ocurrir una vez que esa situación se transformara en otra diferente.

“Existe un criterio unánime por parte de la crítica especializada de que el periodista más notable de la segunda mitad del siglo XX fue Kapuscinski. Fue un periodo donde no existía internet, ni el fax, ni los teléfonos celulares, todo eso con lo que contamos ahora a plena disposición, y él iba al lugar de los hechos como un reportero común y corriente: llevaba simplemente su libreta de notas, su estilógrafo o lápiz, según el caso, y su registro memorístico, que eran sus armas de trabajo; a veces no llevaba la grabadora porque en muchos lugares a los que iba, como los países africanos, no había dónde comprar cintas, y otras veces lo hacía por razones de protección personal, para que no lo fueran a confundir con un espía”, señaló el entrevistado.

Las comparaciones entre un periodista de la talla de Kapuscinski –considerado una auténtica gloria del periodismo a nivel mundial– y muchos jornalistas actuales dejan a éstos muy mal parados, según Mario Muñoz: “Hoy quien hace el periodismo carece de estos fundamentos de la noticia; aunque estoy de acuerdo en la celeridad con que se vive la noticia, pero esto no quita que cualquier tipo de reportero, incluso el policial, debe contar con un bagaje cultural mínimo. Me sorprende que, en ocasiones, el reportero no tiene ni siquiera noción de quién es la persona a quien va a entrevistar y hace su trabajo sin el mínimo profesionalismo. Pareciera que lo que importa hoy es manejar la información de manera que ‘venda’ y se quede bien con el poder”.

Destacó el maestro Muñoz la ética que siempre caracterizó a Kapuscinski, “independientemente de la época que le tocó vivir, a pesar de los necesarios vínculos que debía tener con el gobierno de su país, durante el régimen socialista.

Por aquel entonces era un personaje muy leído, admirado, por su posición valiente de comprometerse con la noticia sin pensar que ello le acarrearía problemas con el régimen. Pero actualmente la ultraderecha polaca lo ha considerado incluso un personaje incómodo porque lo mismo denunciaba a la derecha que a la izquierda y emitía juicios muy duros contra el régimen de Estados Unidos, país del cual el régimen polaco es muy simpatizador. Dijo un periodista polaco que es curioso que Kapuscinski sea hoy admirado fuera de Polonia y el actual gobierno de su país se haya encargado de disminuir su figura moral, como escritor, dentro del mismo, lo que demuestra cómo escuece la crítica de un personaje como él, cómo molesta”.

Literatura y periodismo, siempre de la mano
Para finalizar, Mario Muñoz aludió al hecho de que “a menudo, por prejuicio, se presupone que lo literario riñe con lo periodístico y viceversa, y no es cierto. Periodismo, crónica y literatura van siempre de la mano, aunque desde luego siempre depende del escritor. Y en el caso de Kapuscinski, esa amenidad, esos recursos de estilo, esos procedimientos que utilizaba para mantener la atención de los lectores son técnicas propiamente literarias, en cambio el material sobre el que trabajaba era real, nada ficticio”.

Añadió que la primera edición del libro de Kapucinski –gracias a uno de cuyos reportajes, señaló, tuvo noticias por primera vez sobre el Apartheid en Sudáfrica, por ejemplo— que publicara la UV en 1980 tardó años en agotarse. “Para mi sorpresa, hace un par de años me enteré de que esa primera edición, de tres mil ejemplares, se había agotado; esto se debió a que en los noventa la editorial Anagrama empezó a publicar en español los libros de Kapuscinski y como los españoles tienen una excelente distribución editorial, no sólo en su país sino en toda América Latina, los especialistas comenzaron a hablar sobre él y fue creciendo la demanda. La segunda edición es de lujo, elegante, cosida y con troquelado en la portada de pasta sobria”.

Las botas, de Ryszard Kapuscinski, se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico Universitario situado en Xalapeños Ilustres 37 o en la Feria Permanente del Libro Universitario, de Hidalgo 9.