Veracruz,
el salvavidas alimentario
A pesar de que el contexto es desalentador, Angélica Gutiérrez
Bonilla, directora del Instituto de Investigaciones en Estudios
Económicos y Superiores (IIESES) de la Universidad Veracruzana
(UV), aseguró que ante la crisis de alimentos, México
–y específicamente Veracruz– tiene la gran oportunidad
de convertirse en productor de maíz, trigo y caña
de azúcar, siempre y cuando siga las normas internacionales
de calidad, se evite caer en el monocultivo, se instauren nuevas
políticas y se propicie la inversión pública
y privada.
La escasez de productos alimentarios “es una oportunidad para
nosotros de convertirnos en productores de granos; empero, debe
haber la voluntad política, el cambio cultural y la transformación
en el modo de producción para convertir a Veracruz en un
gran productor”, expresó la economista.
Destacó el inconveniente de mantener monocultivos y un claro
ejemplo es el café, cuyo valor en el mercado se desplomó.
Además, es necesario conjuntar esfuerzos de ejidatarios y
pequeños productores para aumentar la productividad y hacer
de Veracruz un gran productor de granos a nivel nacional.
Con antelación, México y Veracruz han mostrado que
pueden cumplir con las normas de calidad, la muestra es que somos
líderes en exportación de limón persa; esto
se logró gracias a la transformación del modo de siembra,
corte, uso de fertilizantes y empaque del producto.
A
México no le ha pegado aún la crisis
Al cuestionarle a la académica sobre la situación
real de nuestro país ante la escalada de precios, afirmó
que sí se está resintiendo el incremento del precio
en algunos productos. Por fortuna, dijo, no lo sufrimos en la proporción
que ha aumentado en otros países; por ejemplo, en el plano
mundial los aceites y los cereales se encarecieron 97 y 87 por ciento,
respectivamente, lo cual no ha pasado en México.
Explicó que nuestros precios se han incrementado por el aumento
a la gasolina y por pequeños desabastos provocados por fenómenos
naturales como huracanes e inundaciones, basta recordar el huracán
que azotó a Sinaloa, por el que se perdió la producción
de jitomate y el precio se incrementó para luego disminuir.
Por lo anterior, afirmó, en México no hay un aumento
acelerado en los precios de los alimentos. Pero, ¿se llegará
este tipo de incremento? “Mientras no haya desabasto no vamos
a tener esas proporciones de incrementos. Hemos aumentado el índice
de precios en algunos productos hasta 30 por ciento, pero en la
canasta al hacer el promedio de inflación estamos en un cuatro
o seis por ciento de aumento.
Sugirió que en vez de visualizar la crisis alimentaria de
forma alarmante, se debe analizar la oportunidad para Veracruz.
Angélica Gutiérrez reiteró que “esta
crisis puede reposicionar a nuestro país y a nuestro estado
como un gran productor, en el mediano plazo, de granos, alimentos
cárnicos y agrícolas. ¿Por qué? Porque
tenemos todo. Tenemos una gran biodiversidad y por ende diferentes
tipos de climas y suelos”.
A todas luces la iniciativa que propone la economista es optimista,
pero ¿dónde dejar los intereses políticos que
se anteponen a los de la ciudadanía? Bonilla Gutiérrez
aseguró que los discursos del Presidente de la República
y del Gobernador de nuestro estado han coincidido en apoyar al campo.
Aunado a ello, se debe apoyar el subsidio a pequeños y medianos
productores para que eleven su producción y posicionen sus
productos en el mercado nacional e internacional.
Agregó que afortunadamente México no está en
situaciones críticas como países de África
o en el caso de América, Haití, que son dependientes
de la importación de petróleo y cereales hasta en
100 por ciento y cuyos niveles de desnutrición alcanzan la
mitad de su población.
Estos países tienen problemas muy fuertes, no sólo
por desabasto de productos sino que están ante el problema
de la crisis social. Haití ya ha tenido revueltas sociales
porque el ingreso de la gente no alcanza ni siquiera para la canasta
básica; el aumento de los precios y el hambre los lleva a
manifestarse. Precisamente por esta razón es necesario tomar
medidas urgentes para evitar que la crisis alimentaria lleve a crisis
sociales en el mundo.
México no vive una situación similar a pesar de que
ha habido una escalada de precios todavía controlable. Se
considera que sólo se presentará en países
con niveles altos de subdesarrollo y marginación, y con un
bajo desarrollo humano, como países del Caribe y África.
Bioenergéticos
y demandas exponenciales
Dos académicos y economistas coinciden en señalar
la falta de previsión ante la evidente escalada de precios
en alimentos. Daniel Romero Castillo, ex director de la Facultad
de Economía de la UV, explicó que los altos precios
en alimentos se deben a la falta de planeación de la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(Sagarpa) federal y de Veracruz, pues si bien no podían prever
el cambio climático, sí fue evidente el crecimiento
de la demanda de alimentos de China y la India.
El egresado de la Maestría en Desarrollo Regional por el
IIESES, agregó que dichas dependencias debieron tomar medidas
precautorias porque China se incorporó activamente desde
hace mucho tiempo, lo que produjo un incremento en el consumo de
materias primas y agrícolas; la misma situación sucedió
con la India.
Francisco Montfort Guillén, del IIESES, explicó que
México no tiene un programa de seguridad alimentaria, mucho
menos una política agrícola efectiva. Consideró
que ha persistido la irresponsabilidad desde que se firmó
del Tratado de Libre Comercio, pues los gobiernos federal y estatales
no diseñaron una política específica de desarrollo
agropecuario; en cambio, se ha seguido dependiendo de que la lluvia
permita un mayor rendimiento en la producción de alimentos.
El investigador aseguró que nuestro país no cuenta
con una reserva de alimentos, lo que representa un problema serio
–que supera a la soberanía y el petróleo–.
Es la carencia de granos y la falta de productividad en el campo
mexicano lo que se debería promover desde la presidencia
del país.
Aun cuando se cuente con recursos económicos provenientes
del petróleo, consideró el académico, si no
hay alimentos y si no se producen de acuerdo con las necesidades
de la población, se enfrentarán problemas similares
a los de países de este continente, como Argentina.
A lo anterior, dijo, debe considerarse la incorporación de
cientos de millones de personas a la clase media que están
exigiendo mejores niveles y diversificación de su dieta alimenticia.
Esto golpea porque mientras exista esta demanda habrá problemas
de índole social y económico, aseguró.
En tanto, Angélica Gutiérrez también responsabilizó
al consumo de granos para producción de bioenergéticos
y el incremento de la demanda de alimentos de China e India, la
cual no habla de un aumento en la población, sino que la
gente está saliendo de su nivel de subsistencia para incorporarse
al mercado capitalista, detalló.
Respecto de los bioenergéticos, explicó que debido
a la búsqueda de nuevas formas de producción de energía
se ha descubierto y utilizado el etanol, producido por países
como Estados Unidos con base en maíz y en Brasil con base
en caña de azúcar. En el caso del maíz, dijo,
no es el más rentable por las grandes cantidades de materia
prima que se necesita, a diferencia de la caña de azúcar.
Muchos países agrupados en la FAO coinciden en culpar la
utilización excesiva del maíz amarillo para producción
de etanol, pero ha habido posiciones encontradas que afirman que
sólo se usa el maíz transgénico para tal fin;
no obstante, comentó la académica, todavía
no se puede comparar la cantidad que se utiliza para el combustible
y para la alimentación.
Aunado a lo anterior, dijo, existen más cuestionamientos
atrás de la producción de etanol con el grano y que
todavía desconocemos. Lo que se puede saber es que se utiliza
el grano amarillo porque es más dulce, lo cual posibilita
una mayor producción; tal es la razón por la que se
utiliza caña de azúcar.
Ante tal situación, los tres economistas coincidieron en
que se espera que la escalada de precios mundial permanezca por
varios años, Daniel Romero habló de cinco años
más para vivir o mejor dicho sufrir la escalada de precios.
Angélica Bonilla hizo referencia a un dato de la FAO que
prevé la crisis hasta el 2017. No hay una fecha segura porque
se debe sembrar el campo y la cosecha no vendrá inmediatamente,
es cuestión de meses y años para que los alimentos
crezcan y se distribuyan. |