Año 8 • No. 319 • Julio 21 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Libros antiguos:
¿Para qué?
Gina Sotelo
En muchas bibliotecas existen libros antiguos cuyo origen de cómo llegaron ahí se desconoce, éstos alternan con los libros modernos, los medios magnéticos, recursos electrónicos y otros objetos de uso y demanda frecuente. Pero ¿para qué están ahí?

Manuel de Santiago, director de la Biblioteca “José María Lafragua” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), fue invitado a la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de la Universidad Veracruzana (UV) para hablar sobre el libro desde múltiples ángulos.


Manuel de Santiago, director de la Biblioteca
“José María Lafragua”
Y uno de los más interesantes fue sin duda el del libro antiguo, que expuso en una charla titulada “¿Qué son los fondos antiguos y las colecciones especiales?” En su ponencia, el experto en libros antiguos mencionó que estos libros están en espera de la sentencia que decida su futuro en función de sus valores testimoniales, como documentos, y de sus valores patrimoniales, como objetos singulares distinguidos del conjunto de objetos culturales.
“Son libros que tristemente son considerados como obsoletos, escritos en lenguas ‘muertas’ polvozos, inmanejables y lo peor de todo, contaminados. Así que en las bibliotecas es común que la gente se pregunte ¿para qué sirven y qué hacer con ellos?”

De Santiago explicó a los presentes que si nos tomamos algo de tiempo para examinarlos con un poco de atención descubriremos una cantidad enorme de atributos, probablemente develar algunos de sus secretos y disfrutar su belleza: “Contienen además los procesos del conocimiento y del pensamiento de otros tiempos”.

Señaló que los libros antiguos tienen atributos bibliográficos, topográficos, editoriales, estéticos, históricos y como patrimonios textuales. Los fondos antiguos además de tener valor textual tienen un valor patrimonial que es el histórico o el arqueológico.

“Fondo antiguo es también un concepto relativo, pues la antigüedad de un objeto se reconoce en relación a nosotros o a momentos determinados. La antigüedad de un libro que ha sido razonablemente aceptada parte de mediados del siglo XV cuando nació el libro impreso, por lo que se estima entre 1450 y 1820”.

Citó también que el fondo antiguo es un conjunto de libros que tienen semejantes características. Las esenciales tienen que estar siempre presentes y las no esenciales pueden variar.

Las colecciones especiales, dijo el ponente, son acervos bibliográficos, hemerográficos o material de archivo que por su antigüedad merece tratamiento y uso diferente a los materiales bibliográficos y colecciones convencionales.

Habló además de los libros raros, señalando que al ser el concepto “raro” un término ambiguo, se debe establecer una condición de rareza, por lo que sugirió a los presentes no utilizar el término. Sobre sus características especiales mencionó: “Son ediciones príncipes, contienen grabados xilográficos o calcográficos, litografías, fotografías, encuadernaciones artísticas, importancia del autor, valor literario del texto, importancia del impresor, tirada limitada o ejemplares numerados entre otras consideraciones”.