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Actitudes
soberbias pretenden liquidar la cultura:
M. Muñoz
Alma Espinosa |
Los
dictadores de la cultura son una especie de séquito que sólo
lo que ellos hacen está bien: Mario Muñoz
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Los
sectores culturales nacionales, y específicamente los locales,
están completamente fragmentados, lo cual me parece una actitud
muy soberbia porque les siguen el juego a organismos nacionales e
internacionales que están dispuestos a liquidar toda forma
de cultura.
Ésta es la postura de Mario Muñoz al referirse a los
críticos que se han abalanzado en contra de propuestas culturales
tan importantes como La Palabra y el Hombre. El actual encargado de
la dirección de la revista universitaria, que tiene un prestigio
avalado por los grandes autores que han publicado ahí sus textos,
destacó las presiones que sufren los espacios culturales para
desaparecer.
La disminución del presupuesto, la desaparición de publicaciones
periódicas, el escaso número de lectores y el incremento
del costo de producción de revistas y libros se suman a los
sectores llamados culturales que están continuamente atacando
para dificultar el desarrollo de la cultura en México. |
Mario
Muñoz es Doctor Honoris Causa, Premio Nacional de Ciencias
Históricas, integrante de la Junta de Gobierno, crítico
literario, investigador y académico de la UV |
Respecto
de la situación que enfrenta la cultura y sobre la nueva época
de la revista literaria La Palabra y el Hombre, UniVerso entrevistó
al Doctor Honoris Causa, ganador del Premio Nacional de Ciencias Históricas,
integrante de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV),
crítico literario, investigador y académico de la Facultad
de Letras Españolas de esta casa de estudios.
Al aparecer el primer número de la Tercera Época
de La Palabra y el Hombre se
publicaron críticas negativas por el formato y contenido de
la revista, ¿cuál fue su primera reacción?
En esto de las publicaciones siempre habrá críticas
a favor y en contra. Recuerdo que cuando salió el primer número
de la nueva época hubo algunas críticas muy negativas.
Desgraciadamente lo que encuentro a menudo en los sectores culturales,
ya no digamos nacionales sino locales, es que están completamente
fragmentados y eso me parece que es una actitud muy soberbia.
Lo considero así porque estamos viendo en el entorno nacional
e incluso mundial los embates que están sucediendo en contra
de la cultura. De una manera u otra hay formas de presión para
que los espacios culturales se acaben, ya sea que se disminuya el
presupuesto, desaparezcan revistas, sea pequeño el número
lectores o se incremente el costo de producción tanto de revistas
como de libros. Si a esto le agregamos que los sectores culturales
se están atacando continuamente, es hacerles precisamente el
mismo juego a los organismos nacionales o internacionales que están
dispuestos a liquidar toda forma de cultura.
Ante esto, queda casi nula la posibilidad de que nuevos proyectos
tengan el apoyo necesario para que sean exitosos. |
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En
lugar de que existan apoyos recíprocos y una especie de frente
común ante esta avanzada de los nuevos bárbaros, parece
que hay grupos que les gusta hacerles juego a esos bárbaros.
En vez de crear un frente de oposición a esta actitud lo que
hacen es criticar, enjuiciar y atacar visceralmente cualquier esfuerzo,
por pequeño que sea. |
Ellos
se convierten en una especie de dictadores de la cultura y creen
que sólo lo que ellos piensan está bien; son una especie
de Santa Inquisición. Eso me parece realmente detestable
porque estamos viviendo momentos verdaderamente críticos
para todas las manifestaciones culturales, a esto le agregamos posiciones
tan cerradas y tan verticales. Definitivamente yo no sé qué
hacen estas personas dentro de la cultura.
No es momento de estar atomizándose; por el contrario, es
de mostrar una actitud de común rechazo a todas esas posiciones
de fuerza que en este momento estamos advirtiendo y que quieren
liquidar todo tipo de terreno cultural.
Desgraciadamente volverán a la carga y a lo mejor lo que
estoy diciendo me lo van a replicar.
Para
criticar hay que tener conocimiento, hábleme de la renovación
de La Palabra y el Hombre.
A propósito del cincuentenario de la Editorial de la Universidad
Veracruzana, el año pasado, y la celebración del
surgimiento de La Palabra y el Hombre, hubo una renovación
de la propuesta. En ese momento estaba a cargo tanto de la Dirección
de la Editorial como de la revista Celia del Palacio, quien nos
convocó a los actuales miembros del Comité Editorial
para plantear la necesidad de hacer un cambio de la imagen de
la revista.
Nosotros hicimos una evaluación y también se contó
con evaluadores externos que dictaminaron en qué situación
se encontraba la revista. Como usted sabe la revista fue sufriendo
una serie de transformaciones a lo largo del tiempo. Primero fue
la revista que fundó Sergio Galindo con un formato parecido
a la Revista de Occidente que dirigía el filósofo
español Ortega y Gasset.
En 1972 se cambió por un formato cuadrangular, después
de algunos años se convirtió en cierta forma en
libro. Para la Tercera Época, que es la actual, se consideró
pertinente modificar todo lo que tiene que ver con el contenido,
formato, ilustraciones, diseño, incluso el tiraje.
Hubo un momento, a finales de los años noventa, en que
la revista ya había entrado en un periodo de descenso considerable
por muchos motivos: problemas de distribución, financiamiento,
retraso en el envío a suscriptores y no se localizaba fácilmente
en puntos importantes de venta como librerías y puestos
de periódicos. De manera que el tiraje de mil se redujo
a 500, inclusive se pensaba reducirlo a 250 ejemplares.
El año pasado nos encontramos con una situación
crítica antes de decidir este cambio drástico que
ahora se conoce. Además, advertimos que la revista entra
en una competencia muy amplia de publicaciones de la misma especie.
Estamos en un mundo bastante competitivo con relación a
la imagen y a la actualidad misma de una revista de carácter
cultural. De modo que si continuábamos con los mismos parámetros
de medida que había mantenido la revista en todos estos
años, yo no esperaba que tuviera mayores posibilidades
de permanencia.
Aparte de todo esto, consideramos que el tiraje debería
incrementarse y de los 500 que se editaban hasta 2006, se decidió
aumentar a tres mil ejemplares, con la finalidad de que llegue
a un sector muy amplio de lectores y no nada más el universitario.
Varias
voces han dudado de la calidad de los textos, en comparación
con las dos épocas anteriores.
Con esta nueva imagen, tenemos la misma calidad de los textos.
Al principio hubo, y probablemente a la fecha se conserva, un
rechazo de ciertos sectores académicos y una resistente
aceptación a los cambios. Se presume que la revista ha
bajado en cuanto a calidad en el contenido, pero esto no es verdad.
De hecho, lo que ahora tratamos es que los artículos estén
dirigidos a un público muy variado y que no sean pensados
sólo para un sector de especialistas (profesores e investigadores)
o para un campo determinado de conocimiento.
Desde el momento que se plantea que la revista debe llegar a públicos
muy heterogéneos se prefieren artículos amenos,
que no tengan ese carácter rígido de la especialización,
que contengan temas de actualidad y con dimensiones más
apropiadas al tipo de revista que estamos publicando. Los artículos
están escritos con menos abundancia de tecnicismos y notas
al pie de página, que son característicos de artículos
especializados.
Si pensamos que la revista está dirigida a un público
mayoritario, no significa que se baje la calidad de los contenidos.
Desde el primer número de la Tercera Época se ha
procurado que haya un equilibrio entre forma y contenido, que
las ilustraciones no sean la única apoyatura de la revista;
sino que, al mismo tiempo, los artículos sean realmente
sugerentes y que las ilustraciones estimulen y seduzcan a los
lectores.
Ésta es la razón por la que se ha incluido en cada
numero un dossier dedicado a artistas plásticos veracruzanos
de renombrado prestigio, por ejemplo Fernando Vilchis, Carlos
Jurado, Pepe Maya y el próximo número estará
dedicado a Leticia Tarragó.
Al
ser nombrado miembro del Comité Editorial y posteriormente
encargado de la dirección de la revista, ¿qué
fue lo primero que planeó para La Palabra y el Hombre?
Empiezo a tener el peso de la responsabilidad de
la dirección a partir del número 5, aunque en los
cuatro números anteriores he participado en la sección
literaria de la revista.
Mi idea, aunque no es fácil, es que se distribuya en todos
los campus de la Universidad Veracruzana, además de Xalapa.
Ya comenzamos con este programa y ya se realizó una primera
presentación en la USBI de Veracruz-Boca del Río.
Otra idea es que en cada una de las zonas universitarias haya
un representante permanente de la revista. Propondremos al Rector
que de las ternas que nos llegan por campus elija a un representante,
con el objeto de que cada número se presente públicamente,
ya sea por esta persona o por alguien más del plantel académico.
Además de mantener una constante comunicación, se
requiere que busque colaboraciones, las cuales siempre deben pasar
por un dictamen de los cuerpos que conforman el Consejo Editorial.
Que la revista tenga un carácter polémico, que haya
artículos que despierten comentarios y que tengan una respuesta
de parte del público. Me interesa mucho que se estén
renovando los cuadros, que haya jóvenes publicando. En
esto hemos avanzado desde el primer número en la sección
“Palabra Nueva” y desde las épocas anteriores
se ha dado cabida a nuevos escritores, ensayistas o articulistas.
Ahora quisiera que esto se realice de manera más frecuente.
No es la idea publicar solamente los grandes nombres que prácticamente
tienen copadas las revistas de la capital, que ya sabemos quiénes
son y que incluso aunque no aparecen sus nombres en las publicaciones
están detrás eligiendo quiénes pueden publicar
y quiénes no. Se trata de buscar trabajos de calidad, independientemente
que el autor sea o no de renombre.
Incrementar las suscripciones y recuperar el prestigio que mantuvo
la revista fuera de nuestro círculo, de nuestras fronteras.
Desde luego, mantener la calidad y en cada número buscar
la forma de mejorar contenido, ilustraciones, diseño, agregar
secciones y reforzar las que ya existen.
No
es un trabajo fácil
Para nada fácil, sobre todo si tomamos en cuenta el mercado
de competencia actual, en el que hay una rivalidad entre las revistas
que salen constantemente en el mercado. Mi preocupación
principal es que la revista salga a tiempo, esto es fundamental
para su sobrevivencia porque mantiene e incrementa en número
de suscriptores.
Quiero conformar un banco de datos amplio con registros de universidades
prestigiosas de México y del extranjero (EU, Europa y algunos
países asiáticos) y publicar traducciones de artículos
de suma actualidad y que no sean nada más literarios.
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Mario
Muñoz reconoció que la tarea planteada desde
el inicio de su gestión no puede hacerse de la noche a la mañana,
pero paulatinamente se avanza y se recupera el terreno perdido. Destacó
la participación activa de los medios de comunicación
locales que han dedicado espacios para cada nuevo número; además,
dijo, es una gran ventaja que la publicación sea difundida
por Internet. Todo esto ha contribuido a que La Palabra y el Hombre
haya despertado nuevamente el interés de los lectores y esté
registrando niveles de venta considerables debido también a
que tiene una mejor distribución. |
El
encargado de
la dirección de La Palabra
y el Hombre habla sobre
las características
de la nueva época
de la revista
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