El
desarrollo “es un proceso global que incluye elementos económicos,
sociales, culturales y políticos, el cual tiende al mejoramiento
constante de toda la población sobre la base de su participación
libre y activa en el proceso de desarrollo y en la distribución
de los beneficios que de él se derivan”, según
la Declaratoria sobre el derecho al desarrollo.
Pero la idea del desarrollo como mero crecimiento económico
ha derivado en la generación de tantos o más problemas
de los que ha resuelto, al privilegiar, por ejemplo, el respeto a
los derechos de patentes, marcas y registros de los grandes laboratorios
farmacéuticos sobre el derecho a la vida de las millones de
personas que mueren diariamente por falta de recursos monetarios para
la adquisición de los medicamentos correspondientes. |
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Dicha
concepción, favorecida por los impresionantes avances en
los medios de comunicación, promueve el consumismo masificado
mediante el marketing y la competencia feroz que estimula en todo
el orbe, dejando de lado a enormes capas de la población
y, de esta manera, dividiendo al mundo entre consumidores y aquéllos
otros que no pueden satisfacer ni siquiera las necesidades más
elementales.
Un desarrollo de esta índole privilegia la satisfacción
de los deseos sobre las necesidades: el tener sobre el ser, y deja
en segundo término aquellos asuntos que son fundamentales
para los seres humanos, como la preservación del medio ambiente;
así, el hecho de que diariamente desaparezcan 10 especies
vivas o la amenaza que representan para la humanidad factores como
el cambio climático, la escasez de agua, la erosión
de los suelos y la destrucción de los bosques, la pesca y
la biodiversidad, no parecen interesar demasiado al grueso de la
población.
La globalización económica, por su parte, ha facilitado
el abaratamiento y esclavitud de la mano de obra en los países
que no tienen otra cosa que ofrecer al mercado, y los empresarios
–que no dudan en imponer condiciones de trabajo inhumanas
o degradantes a los ciudadanos pobres del mundo– evitan invertir
en naciones donde no vislumbran ganancias económicas importantes,
aun cuando su presencia sea necesaria. De modo que el acrecentamiento
y profundización de la desigualdad es un fenómeno
constante y creciente en el planeta.
Algunas cifras reveladoras: el ingreso total de las 500 personas
más ricas del mundo es superior al de los 416 millones de
gente más pobre, y cada año mueren más de 10
millones de niños antes de cumplir los cinco años
de edad, obedeciendo otros tres millones de muertes infantiles a
enfermedades prevenibles como el sarampión o la difteria.
La doctora en Derecho Público Jacqueline Jongitud ha compilado
la información anterior en el libro intitulado Ética
del desarrollo y responsabilidad social en el contexto global, una
de las novedades editoriales de la Universidad Veracruzana, que
reúne a algunos de los más importantes exponentes
en materia de Ética del desarrollo, quienes a través
de una exposición dinámica analizan el fenómeno
desde una perspectiva normativa, así como la responsabilidad
social en diversos campos: universitario, empresarial y social,
como un ingrediente ineludible en los tiempos actuales para alcanzar
el tan anhelado y poco comprendido auténtico desarrollo humano.
El libro Ética del desarrollo y responsabilidad social en
el contexto global, que forma parte de la colección Biblioteca
de la Universidad Veracruzana, se puede adquirir en el Servicio
Bibliográfico Universitario de Xalapeños Ilustres
37, en la Feria Permanente del Libro Universitario de Hidalgo 9,
y en las librerías La rueca de Gandhi, de Úrsulo Galván
65; Árbol de Lectura, de Xalapeños Ilustres 51, y
LIBRHeras, de Xalapeños Ilustres 44. Aquellas personas interesadas
en conocer más sobre las novedades editoriales de la Universidad
Veracruzana pueden consultar la página www.uv.mx/corre y
escuchar todos los martes, de 18:00 a 19:00 horas, el programa Oye,
lee y dile, que transmite Radio Universidad Veracruzana en el 1550
AM. |