Se
atribuye al cónsul romano Casio la expresión que el
orador Cicerón popularizó: ¿Cui bono? ¿Quién
se beneficia? Cara premisa para la criminalística, una de
sus variantes –¿Quién quiere beneficiarse?–
podría servir para el explicar el río revuelto en
que se ha convertido el reciente error de Ceneval en el examen de
admisión de la Universidad Veracruzana.
Bautizado
ya por la prensa local como “el error de junio”, “el
cenevalazo”, “el Cenevalgate” o “el affaire
Ceneval”, este asunto ha sido aprovechado por diversos actores
sociales, ya para atraer hacia sí la atención de los
medios (y que no habían sabido allegarse), ya para golpear
(mediáticamente, se entiende) a la administración
actual de nuestra casa de estudios.
En este
sentido, destaca el marcado interés de diarios como AZ e
Imagen de escandalizar a sus lectores (y, sobre todo, a los potenciales
lectores) buscando y publicando declaraciones sensacionalistas sin,
por supuesto, aportar una sola prueba y acaso fundamentados en un
ejercicio de la imaginación.
Destaca
también la declaración del Secretario del Trabajo
en el sentido de que el error de Ceneval tendría como consecuencia
una elevación del índice de desempleo. Así,
el error de un organismo satelital a la Universidad sería
el responsable de un problema –la generación de empleos–
que atañe exclusivamente al Estado mexicano.
No queda
claro, al menos no entre los declarantes y los publicantes de la
semana pasada en los medios locales, si para ellos el aumento de
la matrícula en nuestra casa de estudios es prioritario o
no. Todos los años, en época de admisión a
la UV, los medios dedican buena parte de su cobertura a criticar
la falta de espacios en la Universidad y a discursar acerca de los
mal denominados “rechazados”. Hoy, cuando un error externo
a la institución trae como efecto la ampliación de
la matrícula, algunos medios ocupan sus espacios para insinuar
supuestas manipulaciones en el ingreso a la Universidad.
Mientras
algunos de nuestros medios siguen a pie juntillas la premisa que
reza “A río revuelto, ganancia de pescadores”,
los universitarios tienen la oportunidad de preguntarse: ¿Quién
de ellos quiere beneficiarse con el error de Ceneval y sus efectos?
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