En la actualidad la computadora (y lo que ella almacena y procesa)
forma parte de las herramientas educativas que se utilizan en el
proceso de enseñanza aprendizaje, visto esto como las posibilidades
que ésta puede generar dentro del aula y no como la equívoca
visión de que puede resolver dificultades estructurales del
sistema educativo.
El uso racional de los recursos informáticos, como parte
de la experiencia de aprendizaje, nos permite abonar en la misión
de formar profesionistas libres, con actitudes y aptitudes que les
otorguen una visión clara respecto a sus derechos y responsabilidades,
con capacidad para cuestionar la verdad establecida, con competencias
suficientes para apreciar el arte, con imaginación suficiente
para idealizar el mundo que desean, pero con conocimientos, aptitudes
y valores necesarios y suficientes para aportar a su concreción.
Con lo anterior y con su complejidad, surge la duda sobre las posibilidades
de contar con programas informáticos educativos, de gestión
y administrativos suficientes para ello, dilema que se fundamenta
en las licencias de programas avanzados como servidores www, bases
de datos, ofimática, procesamiento de imágenes, audio
y video y muchos otros que están fuera del poder adquisitivo
de instituciones públicas de educación como la Universidad
Veracruzana (UV).
Si bien es posible conseguir (con acuerdos y convenios) licencias
de algunos programas a bajo costo, esto no es suficiente para dar
respuesta a las diversas necesidades que en una universidad como
la nuestra surgen muy frecuentemente.
Por lo anterior y ante la disyuntiva de violar la ley antes que
privar a los estudiantes del uso de programas, aplicaciones, simuladores
y otros recursos informáticos necesarios, surge una solución,
que si bien no es mágica, ayuda de forma muy importante a
escapar a esa disyuntiva, al mismo tiempo que proyecta en los estudiantes
un recurso viable, de bajo costo y confiable: usar software libre.
Bajo este concepto existe una enorme colección de programas
libres que pueden ser usados para infinidad de aplicaciones, sin
más trámite que tomar la decisión de hacerlo.
Sin compras, licitaciones, acuerdos de confidencialidad, ni compromiso
de evitar que los estudiantes copien los programas. Todo lo contrario:
el software libre está allí precisamente para ser
usado, copiado y distribuido sin ataduras, para que lo lleven a
sus casas y/o instalen en donde quieran.
El software libre es un espacio fértil de estudio y experimentación,
en el que no hay límites arbitrarios: cada uno puede elegir
por sí mismo cuánto quiere aprender sobre los programas,
su aplicación y sus posibilidades, y es limitado solamente
por su propia capacidad y dedicación.
Esto se traduce en miles de programas de los que aprender, miles
de oportunidades mediante las que participar, desde la misma escuela,
en la construcción comunitaria de las respuestas a demandas
comunes, oportunidad inmejorable para ejercitar en el estudiante
actitudes que beneficiarán la sociedad como un todo, a cooperar
con otros que necesitan de su ayuda, a construir en comunidad, en
red respuestas útiles.
Por lo anterior, en la ciudad de Barcelona, España, se llevó
a cabo del 15 al 17 de julio la primera Conferencia Internacional
sobre el Software Libre para favorecer la Educación, en la
que participaron profesionales de administraciones públicas,
empresas, del sector pedagógico y de ONG de todo el mundo.
El congreso analizó, entre otros temas, las posibilidades
del software libre para contribuir a universalizar la educación,
a abaratarla y a aplicarla, al menos, en la educación pública. |