Año 8 • No. 320 • Julio 28 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Expectativas laborales de un publirrelacionista
Rubén Darío Alvarado Moncayo
PRP-UV
A lo largo de mi vida mis oídos, han sido los receptores de un sinfín de palabras, algunas muy agradables, otras no tanto; palabras que van cargadas de emociones, ésas que al momento que tocan tu tímpano te das cuenta que no hay alguna otra en el mundo que se les compare: el unísono de muchas gargantas gritando el gol de su equipo favorito, un “te quiero” de esos que salen del corazón. En fin, esta rica gama de palabras que sabes quedarán archivadas en tu disco duro por bastante tiempo.

Mis ojos también tienen unas cuantas historias que platicar. Han sido testigos del primer rayo de luz de la mañana, del último de la tarde, de cielos estrellados, de árboles perdiendo sus hojas en otoño para meses después recuperarlas con un verde renovado, de arcoiris, lunas llenas, paisajes llenos de colores, luz, oscuridad, tropiezos, victorias, derrotas, tragedias, alegrías, tristezas.

El hombre se forma con base en sus vivencias, a la probadita que el mundo le ha dado de sí; todas las experiencias visuales y auditivas que he mencionado han alimentado día con día mi mente, formando mi personalidad, mi modo de ver la vida, influyendo así de una manera muy importante en lo que me he convertido hoy.

Y heme aquí, estudiando la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas en la respetable Universidad Veracruzana por una simple razón: el deseo de no pasar de largo por la vida.

No busco el reconocimiento llamado fama, ni estoy en la carrera de Publicidad para hacerme rico, es algo difícil de lograr. Los reflectores, creo, no son lo mío.

El reconocimiento que yo busco es diferente, va de la mano con la satisfacción de los otros, con arrancarle una sonrisa a alguien porque mi trabajo fue de su agrado, en insertarles en la mente “¿A quién se le habrá ocurrido esto?” En que mi mensaje les diga algo, que admiren mi trabajo, no a mí.

Sin embargo, sé que de amor no voy a vivir, de algo tengo que comer, finalmente en esta sociedad casi todo se compra; por lo tanto, el dinero es algo desafortunadamente necesario, mas yo creo firmemente en que mientras ni a tu familia, ni a ti te haga falta nada, eres una persona bendecida, lo demás será bien recibido, mas no necesario.

No se equivocaba Gabriel García Márquez al decir que las palabras tienen un gran poder, tampoco erró cuando nos dijo que las imágenes no están desplazando a las palabras, ni intentan extinguirlas, simplemente terminan por potenciarlas.

Vivimos en un país ajeno a los valores que los medios de comunicación tratan de hacernos creer que existen en nuestra sociedad; la confianza cada día se vende más cara, estamos acostumbrados a aceptar todo lo que nos manden hacer, sin siquiera dejar escuchar un ¿por qué? Los ideales se esconden detrás del miedo a ser rechazado por un mundo, que con el paso de los días acorta su distancia a una dolorosa caída a un barranco de incertidumbre.

Esto es un gran reto para personas que, al igual que yo, quieren una oportunidad de ocupar un lugar en los medios de comunicación, en los ojos del pueblo, pero definitivamente con un objetivo distinto: llevar mensajes reales al auditorio, vender productos en los que se tenga el 100 por ciento de confianza, crear un programa de televisión o de radio que diga muchas de las verdades que nadie se atreve a decir, publicar un libro que enriquezca la mente de los demás, representar artistas que lleven alegría a las personas; y, por qué no, hacer una campaña política a un candidato que realmente esté preocupado por las personas.

Probablemente esto suene a mil 500 palabras de un iluso universitario que cree que va a cambiar el mundo él solo, pero no es así, sé que la realidad es dura, los MMC son controlados por gente con intereses muy diferentes a los míos, pero el tiempo apremia y no pienso quedarme sentado esperando a que algo pase, estoy seguro que yo no soy el único que piensa de esta manera, David una vez ya le ganó a Goliat, sólo hay que buscar bien la honda.

La mira de mi futuro apunta a una historia que ponga a prueba mi creatividad permanentemente, sacándole el mayor jugo posible a mi ingenio, desafiándome día a día como profesional, pero principalmente como persona, y esperando que alguien me vea como un ejemplo a seguir, que mi trabajo le sea una inspiración como muchas personas lo han sido para mí.

Un buen amigo un día me dijo que si no amas lo que haces, entonces eres un desocupado. Creo que ser un desocupado no va conmigo.