Una
reforma realmente sustantiva de Petróleos Mexicanos (Pemex)
implicaría hacerla verdaderamente pública, en el sentido
de transparentar sus actividades y permitir la intervención
ciudadana en su gestión, aseguró Alberto Olvera Rivera,
investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales
(IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).
Durante su intervención en el foro La industria petrolera en
México: diagnóstico y alternativas, organizado por la
UV, Olvera Rivera sostuvo que en el debate que actualmente se lleva
a cabo en casi todo el país a este respecto, no se ha tocado
el tema central, ya que si la empresa es posesión del Estado
mexicano o no –punto en el que se ha centrado la discusión–,
es un tema secundario.
“El interés público se defiende de manera efectiva
cuando se garantiza el interés colectivo, cuando se transparentan
los actos y cuando se distribuyen los resultados. Históricamente,
Pemex ha operado sin una instancia de regulación, sin control
para el sindicato y sin normas de desarrollo a largo plazo. La falta
de estos elementos ha hecho que la historia petrolera en México
sea una suma de desastres”, dijo.
Olvera Rivera afirmó que para tener una empresa realmente pública
tendría que fortalecerse la Secretaría de Energía
federal, crearse una comisión regulatoria del sector que tuviera
autonomía y respeto, reformar casi por completo el Consejo
de Administración de la empresa, y cambiar el funcionamiento
nacional y regional de la empresa y su relación con sus trabajadores
y con los ciudadanos.
Por su parte, Antonio Gershenson, experto en el tema petrolero, editorialista
del periódico La Jornada y miembro del comité de intelectuales
en defensa del petróleo, manifestó que en el régimen
administrativo bajo el cual opera la paraestatal actualmente, “las
dependencias de Pemex se venden a sí mismas sus productos”.
Explicó que ha habido un desmembramiento paulatino y creciente
entre los departamentos de la compañía, aunado a operaciones
comerciales efectuadas con precios que “están fuera de
la realidad mexicana” y no se ha establecido una regulación
clara de dichas transacciones.
En cuanto a la reforma propuesta por el actual gobierno, Gershenson
opinó que violenta el Artículo 27 constitucional y provocaría
una mayor fragmentación de Pemex, además de contravenir
una tendencia mundial en favor de la nacionalización del sector
petrolero. La
experiencia de Petrobras
En su participación, Milton Costa Filho, gerente general
de México de Petrobras, hizo un recuento de la historia de
esta empresa estatal que actualmente maneja 30 por ciento de las
siete mil gasolineras de aquel país y que compite con otras
299 empresas del ramo, entre las que se encuentran Shell, Texaco
y Exxon.
En la década de los noventa –explicó–
Petrobras cambió su estructura, políticas y directrices
a largo plazo y al mismo tiempo se creó un Consejo Nacional
de Política Energética que asesora al Presidente y
que establece las políticas y directrices.
Además de contar con un Ministerio de Energía, los
brasileños cuentan con una Agencia Nacional del Petróleo,
encargada de regular, supervisar y autorizar concesiones; su papel
se traduce en ser un órgano fiscalizador del crudo.
Costa Filho dijo que con el fin de que Petrobras fuera una empresa
productiva, competitiva y rentable, se buscó mayor libertad
de capital externo en vez de apegarse al presupuesto del gobierno.
Con esta medida se impulsaron políticas de precio competitivo
y se buscó el acceso a los mercados de capitales.
El experto brasileño sostuvo que actualmente en Petrobras
existen alrededor de 400 mil inversionistas, individuales, reunidos
en varios grupos, e incluso grandes agrupaciones extranjeras. |