Año 2 • No. 48 • diciembre 3 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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Otilia
regresa por sus fueros
Claudia Domínguez Mejía
 


Paralelo al desgraciado destino deparado al cuerpo de tentación de Otilia Rauda, se encuentra la buena fortuna que ha favorecido tanto a la novela homónima del veracruzano Sergio Galindo, como la que actualmente está teniendo su versión cinematográfica, la cual, pocos días antes de su estreno masivo, ya recibió varios de los principales galardones dedicados al arte fílmico en el mundo.

Y es que Otilia Rauda nació con una excelente estrella, cuya luz no deja de sorprendernos: significa, en principio, la culminación narrativa de Sergio Galindo (1926-1993); por esta, su autor ganó en 1986 el Premio "Xavier Villaurrutia"; constituye una de las obras más leídas de este escritor -fundador de la Editorial de la Universidad Veracruzana- y a su vez, cuando en el año 2000 se presentó en el Sundance/NHK Filmmakers Awards la adaptación para el celuloide de esta obra maestra, Jorge Goldenberg y Dana Rotberg, autores del guión, resultaron ganadores en este importante festival de cine alternativo en el que se presentan proyectos fílmicos de Asia, América y Europa.

Pero esta historia no termina en eso... Por lo pronto, el Grand Prix L'Unicorne d'Or del Festival de Cine de Amiens, Francia, fue para la película Otilia Rauda, dirigida por Dana Rotberg y coproducida por Alameda y Altavista Films, el Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica, el Gobierno del Estado de Veracruz y la Universidad Veracruzana. Con una especificación multinacional, el premio consiste en 50 mil francos, además de apoyo para la distribución del filme en Francia, que compitió en la categoría de largometraje de ficción junto con producciones de España, Argentina, Estados Unidos, Reino Unido y el país anfitrión. El premio de Amiens se suma al Colón de Plata que en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva se le concediera como Mejor Actriz a la protagonista del filme: la veracruzana de origen cubano Gabriela Canudas, quien cursó estudios en la Facultad de Teatro de la UV.

Y en lo que respecta a la obra literaria, podríamos decir que simplemente ha regresado este año por sus fueros, puesto que en 2001, la Universidad Veracruzana ha reeditado la novela póstuma de Sergio Galindo, que tuvo en 1986 una primera edición en Grijalbo, hoy totalmente agotada. Otilia Rauda destaca dentro de la novelística mexicana por su sencillez, la nota característica de los textos clásicos; simultáneamente nos presenta una heroína ambivalente, poseedora de una retadora valentía varonil y una sensualidad muy femenina a la vez, una mujer colocada muy por encima de las normas y la respetabilidad de la conservadora sociedad que le tocó vivir, un paradigmático pueblo provinciano lleno de envidia y mojigatería enmarcado en la decadencia de la dictadura.

Por supuesto que la obra de Galindo tiene su cimiento en una trayectoria amplia como narrador, de hecho, su ciclo narrativo lo inició en 1951 con La máquina vacía, su primer libro de cuentos, del que, por cierto, escribió un ensayo el crítico Mario Muñoz, investigador de la UV, y que acaba de ponerse en circulación en estos días bajo el sello de la Editora de Gobierno del Estado. Pero para los no familiarizados, Otilia Rauda es un buen comienzo para asomarse al universo galindeano, que no sólo es la configuración de un núcleo social bastante identificable como lo es la clase media y sus sagas familiares, con su estela de traumas, empeños, prejuicios y mezquindades, sino un vasto sistema narrativo compuesto por nueve novelas y cuatro volúmenes de cuentos, entre ellos: El bordo, Polvos de arroz y La justicia de enero, entre otras obras que dan cuenta de la existencia de seres marginales, ajenos a la felicidad amorosa y que viven en lugares sórdidos y a la vez picarescos, como los poblados de las llanuras del valle de Perote.

A la par de la reedición de la novela, la Universidad Veracruzana editó el guión de la película dirigida por Dana Rotberg y producida por Alfredo Ripstein en su colección de gran formato, donde se hace una especie de making off del rodaje, combinando el punto de vista literario a través del prólogo de Luis Arturo Ramos con la fotografía de Ivonne Deschamps, Federico García y Manuel González. Todo ello en una presentación de lujo, con la garantía de calidad y belleza que a sus trabajos le imprimen David Maawad y Alberto Tovalín. Ambas obras, la novela y el
guión cinematográfico fueron ya dados a conocer recientemente en Culiacán, Sinaloa, sede de la III Feria Nacional del Libro del Noroeste y se tiene programado hacer lo mismo durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Pero a fines de año crece la expectación por el próximo estreno de Otilia Rauda, más aún cuando todo parece indicar que los premios internacionales que ya ha recibido son el inicio de una catarata de merecidos reconocimientos para esta producción.

La participación universitaria en el filme se realizó de varias formas, desde un convenio de colaboración entre la Fundación de la Universidad Veracruzana con Alfredo Ripstein y su empresa, Alameda Films, así como a través de la intervención del talento actoral, tanto de integrantes de la Compañía y de la Facultad de Teatro de la UV, además de bailarines y personal de fotografía, al igual que en la propuesta de locaciones para la filmación en las cercanías de Perote (en el agreste paisaje de Cerro de León, San Agustín y Villa Aldama), a los que se agregaron escenas en sitios de Xalapa y el Distrito Federal.

Otro aspecto importante es que durante la filmación de Otilia Rauda, en los pueblos cercanos a Perote se generó una derrama económica digna de destacarse, en torno a la producción se crearon más de 500 empleos directos para la gente de la región, independientemente de que se contrataron a 150 extras para la película.

Si bien la película tiene sus deudas, con su origen narrativo conlleva sus propios planteamientos, lo que Dana Rotberg, directora de Intimidad y Ángel de fuego, recupera en su adaptación es la terquedad de Otilia, su defensa por su derecho a la pasión, al amor a pesar de todo: "Es más su dimensión romántica, muchísimo más que la sexual, la que a mi me seduce, la que me entusiasma y me enamora".

Por otra parte, toda la producción se encuentra arropada de un excelente equipo, comenzando por el reparto encabezado por Álvaro Guerrero, en el papel de Isidro, el marido impuesto por la autoridad paterna y que le arruina la vida a Otilia, interpretada por Gabriela Canudas; Alberto Estrella, como Melquíades, el eterno enamorado de esta mujer y monstruo, como la poseedora de ese cuerpo cuyas formas voluptuosas perturban a todo el pueblo y por el defecto de su rostro invadido por ese gigantesco lunar, como una suerte de mancha moral, el segundo por su condición de retrasado su desbordante virilidad; Carlos Torrestorija como Rubén Lazcano, el amor de Otilia, pero signado por la venganza y el asesinato, acompañados por las primeras actrices Ana Ofelia Murguía y Julieta Egurrola.

Además del soporte en maquillaje, vestuario y diseño de arte a cargo de talentos que han participado en películas como Before night falls, Romeo y Julieta (la versión de Luthermann), La ley de herodes, Todo el poder, Un embrujo, entre otras notables producciones.