Como "uno de los mejores encuentros con el público de
los varios ocurridos durante la Feria Internacional del Libro (FIL)"
consigna César Güemes, en su nota publicada en La Jornada,
al que sostuvieron la noche del lunes 26 de noviembre en la ciudad
de Guadalajara Elena Poniatowska y Mariana Yampolsky a propósito
del libro Tlacotalpan, publicado por la UV, con una edición
al cuidado de David Maawad y Alberto Tovalín.
Producto
de una charla sostenida con las autoras del libro, César
Güemes reproduce en esta misma nota las palabras de Mariana
Yampolsky cuando habla de lo que le ha dejado Tlacotalpan, además
de sus imágenes: "La memoria del sabor de su comida.
Es un pueblo que tiene varios dones. El primero es el color, único
en el mundo. De hecho, Tlacotalpan es considerado patrimonio de
la humanidad. No a muchos países les ha correspondido la
suerte de tener un pueblo con un color que asombra."
"Otro
don es la capacidad de sus habitantes para el baile (...) no quiero
dejar de lado a sus poetas y su música. Elena y yo tenemos
a Tlacotalpan en un sitio muy reservado de nuestro cariño".
La
fotógrafa se muestra enfática al afirmar que la mejor
actitud para trabajar es amar, "u odiar, pero profundamente,
porque si todo te da lo mismo entonces la fotografía refleja
ese sentimiento. El horror, el coraje, la decisión, los podemos
ver en las fotografías de nuestros reporteros, está
ya en nuestra historia esa forma de trabajar".
Aunque
reconoce a la fotografía como parte de la vida social, no
olvida mencionar las posibilidades que dan las nuevas tecnologías
para obtener fotos trucadas y alterar la realidad:
"Como
todo se puede hacer con la imagen, es importante respetar a los
sujetos o los objetos que tomamos. Hacer trucos nunca ha sido plausible
en ninguna de las artes. Estamos ante un problema filosófico
y moral cuando hablamos de 'cambiar' la realidad vía el ejercicio
de la fotografía".
¿Y
el testimonio periodístico corre también este riesgo?,
cuestiona Güemes, nadie mejor para opinar que Elena Poniatowska:
"Es muy difícil, pese a la tecnología, (...)
está la capacidad de los declarantes o entrevistados para
protestar. Un periodista que se equivoca, por lo menos en La Jornada,
tiene al otro día una carta (...) hay un control enorme sobre
lo que es la verdad. Insisto, ahora que los periodistas contamos
con grabadoras, si se escribe algo que la persona declarante no
dijo, de inmediato es censurado y castigado".
Volviendo
a la fotografía, Mariana Yampolsky reitera su fidelidad al
oficio: "Hay un sinfín de injusticias y cosas bellas
de las cuales tenemos noticia concreta a través casi sólo
de la fotografía" y no duda cuando consigna como "deber
de todo nacional" ir a Pachuca a conocer el Archivo Casasola,
"un acervo que ya es patrimonio nacional".
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