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Actualmente la sociedad mexicana se ha podido percatar de ciertas
manifestaciones de poder que el gobierno ejerce sobre los ciudadanos,
ya sea como órgano ejecutivo, legislativo o judicial. Estas
manifestaciones son consideradas algunas veces justas y otras más,
injustas.
Un
caso, mencionado es estos últimos días, es el del
indulto que el Presidente de la República otorgó a
los campesinos ecologistas de Guerrero, los que se oponían
a la tala indiscriminada de los bosques y que, según organismos
de derechos humanos y otras instituciones protectoras del ambiente,
fueron encarcelados injustamente por los delitos de portación
ilícita de armas de fuego y siembra de marihuana. Dicho indulto,
que no es mas que una gracia por la que se conmuta o remite una
pena, es una de las facultades que corresponden al titular del poder
ejecutivo, (hay que tomar en cuenta las diferentes circunstancias
y aspectos del caso y que decidieron al Presidente para concederlo
a los campesinos guerrerenses).
Sin
embargo, a pesar de lo positivo que parezca el otorgamiento del
indulto, este no es más que una mera excusa absolutoria donde
la calificación delictuosa permanece y lo único que
no se aplica es la pena, en otras palabras, continúa habiendo
delito y simplemente ya no se castiga al delincuente. Todo esto
nos lleva a concluir, que la decisión del gobierno al liberar
a los campesinos, no es tan benéfica para ellos, ya que los
deja con "La espada de Damocles" sobre sus cabezas, pues
ahora tienen que luchar para que sean retirados los cargos en su
contra, y sean considerados totalmente inocentes de los mismos.
La abogada defensora de estos campesinos es la recientemente fallecida,
Digna Ochoa, cuya defensa le valió la admiración de
toda la sociedad.
Ahora
tratemos otro punto, otra facultad del gobierno y que la mayoría
de la sociedad mexicana ha considerado un acto de injusticia, que
viola los derechos fundamentales del hombre. Se trata de la expropiación
de la tierra para la utilidad pública. El artículo
27 de nuestra Constitución establece que el gobierno puede
llevar a cabo expropiaciones de tierras en los casos de utilidad
publica y mediante indemnización.
Si
analizamos que la propiedad de las tierras corresponde originariamente
a la Nación, no podremos discutir el hecho de que el gobierno
esta facultado para expropiar en cualquier momento y cuando lo considere
necesario, determinados terrenos, sin que ningún propietario
pueda oponer objeción alguna. En México se vive actualmente
esta situación con la expropiación de terrenos en
Texcoco, para la construcción de un nuevo aeropuerto; un
caso especial es el de los ejidatarios de San Salvador Atenco, donde
las personas se oponen rotundamente a abandonar su tierra, llegando
al grado de armarse con machetes y palos para defender lo que consideran
propiedad suya.
Si
bien es cierto que la Constitución sienta las bases para
llevar a cabo la expropiación y por lo tanto la ley la permite,
también es cierto que los campesinos son por completo ignorantes
a esto. Para ellos el gobierno esta tratando de despojarlos de su
medio de subsistencia, llegando al punto de transformar su forma
de vida.
En
suma, no se puede establecer si el gobierno hace bien o mal, ya
que hay diversos puntos de vista al respecto. Por un parte los empresarios
que se benefician con este proyecto y por la otra, la de los campesinos
que lo único que desean es conservar su patrimonio sin importar
que los indemnicen o no.
Finalizo
dejando una pregunta para la reflexión: el gobierno ¿es
justo o no?, por supuesto, no puedo responder. Pienso que para tener
una visión más clara del problema y poder emitir una
opinión o una respuesta a esta interrogante, hay que vivir
en carne propia la situación misma. Críticas y opiniones
a:
uriarte13@hotmail.com.
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