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Regresando a Carlos Fuentes* Jesús Guerrero
Carlos Fuentes, qué duda cabe, es una de las figuras mayores de la literatura mexicana. Sin embargo, a pesar de este lugar destacado la crítica en torno a su obra, sobre todo en los años recientes, no ha tenido quizás el vigor y la profundidad que reclamaría su proyecto creativo.
Frente a las discusiones entre tiros y troyanos, entre los admiradores a ultranza y los adversarios “culturales”, poco se ha tejido con rigor académico sobre las obras más recientes del autor de La región más transparente. La profunda y seria labor de Florence Olivier en Carlos Fuentes o la imaginación del otro viene justo a proponer una lectura de conjunto de la narrativa de nuestro escritor.
Al tratar de distinguir a la novela de otros géneros o expresiones escritas, Carlos Fuentes destaca que la imaginación y el lenguaje son los elementos que la particularizan. La labor del novelista se caracteriza por “dar existencia verbal a la parte no escrita del mundo, hacer visible la parte invisible de la realidad”. Mediante las facultades de la imaginación y de las palabras se pueden asir dimensiones ocultas o ignoradas de nuestro entorno.
Estas aseveraciones el autor de La región más transparente las hace extensivas a la literatura, subrayando, además, que el escritor tiene tal pulsación de las cosas y de la realidad que no puede huir de la necesidad de expresarse: “Si no digo esta palabra, el mundo se hundirá en el silencio... una palabra no escrita o no dicha nos condena a morir mudos e infelices”.
De ahí que varios escritores hayan descrito su oficio como una obsesión —a veces dichosa y otras más bien tortuosa— sin la cual su existencia perdería todo sentido. De manera notable, Fuentes, a través de su corpus narrativo, ha dado testimonio puntual de lo anterior. Sus inquietudes sobre las realidades histórica y social, por ejemplo, lo han conducido a poner énfasis en recovecos dolorosos y confusos de las mismas, proponiendo interpretaciones o universos inéditos e, incluso, atrevidos.
Pero las preocupaciones de Fuentes lo han llevado de manera reiterada, desde sus inicios como escritor, a tratar de elucidar en sus cuentos y novelas las particularidades de la cultura y la historia mexicana e imaginar —y parodiar— sus posibles desenlaces. ¿Cómo han operado y se han desplegado estas líneas del quehacer narrativo del autor y qué lo ha llevado a regresar una y otra vez a repensar y narrar hechos históricos de México e Iberoamérica?
Aunque el mismo Fuentes, a lo largo de su obra ensayística, nos ha ofrecido buena parte de los elementos teóricos que le ha interesado desarrollar y ha citado en innumerables ocasiones las obras y autores que lo han inspirado, un ejercicio sistemático sobre cómo se ha conformado y transformado su narrativa resulta una herramienta de gran utilidad.
Florence Olivier, académica de origen francés pero con enormes lazos con México, nos ofrece en Carlos Fuentes o la imaginación del otro, vasto ensayo de reciente publicación en la colección Biblioteca de la Editorial de la UV, una interpretación de conjunto de las obsesiones y las recurrencias de nuestro autor.
Luego de destacar varios de los recursos estilísticos y figuras temáticas de Fuentes —tales como los juegos de la ironía, el enfrentamiento de acontecimientos históricos arquetípicos situados en tiempos distintos; la relatividad de la definición de lugares y territorios; los choques o encuentros entre culturas, es decir, entre imaginarios y sus lenguajes— Florence Olivier demarca las distintas dinámicas de la dimensión entre identidad y alteridad que privilegian la narrativa fuentesiana, oposición con la que se buscaría, en última instancia, interpretar la historia cultural.
Señala: “la novela ideal o el ideal de novela que define Carlos Fuentes […] se encuentra así en gran parte en la dimensión de “subjetividad colectiva” de la realidad. Está diseñada como una realidad novelística, un discurso dialógico en donde se despliega la imaginación del otro. Otros tiempos, otros lugares, otros yoes, otros rostros de individuos, otros lenguajes, otros textos y obras de arte se enfrentan, se codean entre sí, se encuentran.
De este modo, la posición central que acuerda el escritor en la expresión de alteridad en la novela es sin ninguna duda inseparable de una búsqueda de la dimensión colectiva de la subjetividad. La comunidad de “nosotros” se define por una “yo” con los “otros” de la misma comunidad y, por otra, gracias a aquélla, externa, que se produce entre el “yo” y los “otros” de otra comunidad”.
Olivier aborda en este libro, entre otros textos, El naranjo, Gringo viejo, Constancia y otras novelas para vírgenes, Cristóbal Nonato, Diana o la cazadora solitaria y La frontera de cristal, si bien la autora efectúa un amplio itinerario por la narrativa y la ensayística de Fuentes. Su recuento ofrece una excelente guía, no sólo para el lector especializado sino también para los seguidores menos avezados del narrador.
Catedrática en la Universidad de París XII, Olivier es especialista en literatura latinoamericana. Ha publicado innumerables artículos en revistas académicas de Europa y América.
*Olivier, Florence. Carlos Fuentes o la imaginación del otro, trad. de Ricardo Rubio, Col. Biblioteca, Universidad Veracruzana, 2007, 496 pp.
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