El fenómeno migratorio hacia Ciudad Juárez se inició en gran escala desde los años cincuenta, cuando se
observa un crecimiento manufacturero sin precedentes
en la ciudad. Esto representó un polo de atracción para
la población del sur, principalmente de los estados de
Veracruz, Durango, la llamada Comarca Lagunera, y
del mismo estado de Chihuahua. Estos flujos laborales
forman el cuerpo obrero de la industria maquiladora
de exportación y estas empresas forman una especie de
ghettos alrededor de las corporaciones transnacionales.
Cabe mencionar que como parte de los imaginarios
y de las representaciones sociales que configuran el
proceso migratorio, también se piensa en “la frontera”
como lugar de paso hacia los Estados Unidos, al “sueño
americano”. En este sentido, Juárez no sólo representa
un destino: también figura como punto de cruce. De
allí el éxodo de migrantes hacia el país vecino, personas que trabajan por la mañana en la maquila y por la
tarde o noche cruzan legal o ilegalmente a El Paso para
realizar otra actividad económica.
La estrategia de muchas personas que llegan a
Ciudad Juárez es residir cierto tiempo en la frontera,
para después tener mayor posibilidad de tramitar la
visa y así pasar legalmente a El Paso. En esta puerta
hacia la migración internacional, en febrero de 2008,
la patrulla fronteriza de Estados Unidos, sector El
Paso, señaló que aplicaría un Programa de Cero Tolerancia en una franja de aproximadamente 5 km de la línea urbana, por lo que los migrantes indocumentados que fueran detenidos serían enviados al Centro
de detención de El Paso, donde podrían permanecer
en prisión hasta por cinco años y serían multados con
500 dólares. Martín Hernández, agente de la Patrulla Fronteriza, dijo que con el objetivo de disminuir el
cruce de drogas e indocumentados a la Unión Americana, se acordó poner en marcha el programa No Pase,
desde el Puente Internacional Paso del Norte, hasta
el área de Cristo Rey, donde ocurre la mayoría de los
cruces entre Juárez y El Paso. Aunado a esta situación,
ya de por sí crítica, cabe señalar el cierre de diferentes
maquiladoras en Juárez, con miles de despidos y liquidaciones,
1
lo cual tiene graves efectos sociales y económicos al interior de las familias.
La particular dinámica laboral de la frontera tiene serias implicaciones en la esfera privada familiar,
como el poco tiempo que tienen las parejas para convivir y estar con los hijos. Dejarlos solos provoca toda
una constelación de problemas que reclama urgentemente atender los aspectos psicosociales, familiares,
laborales y de políticas públicas, que van más allá del
funcionamiento del sistema económico. Este ha sido
hasta ahora el único interés de los gobiernos locales,
además de la seguridad pública, vista también solamente como un asunto de criminalidad y no como un
problema social complejo.
LA DISPUTA: EL NARCOTRÁFICO Y LA MILITARIZACIÓN
EN LA FRONTERA JUÁREZ–EL PASO
Haciendo un pequeño recuento histórico, es importante señalar la importancia de Juárez por su ubicación territorial. La ciudad ha sido desde hace ya
muchos años un espacio controlado por las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas y de otros productos ilegales, como el caso del alcohol durante la
Ley Seca norteamericana en los años treinta, o el tráfico de armas hacia el lado mexicano durante la Revolución Mexicana. Así, Juárez, debido a su ubicación
geográfica, junto al mercado de consumo norteamericano, representa un punto estratégico en la llegada,
distribución y redistribución de droga.
Una de las estampas iconográficas plasmadas en
la cotidianidad de esta frontera son las redes del narcotráfico, los espacios de distribución, las disputas entre los cárteles. En estos mapas delictivos de la urbe,
los grupos que se disputan las calles para el narcomenudeo, principalmente en el “Poniente” de la ciudad,
son dos bandas: Los Aztecas y Los Mexicles.
Debido a la delincuencia registrada en los últimos
años y a sus muchas muertes derivadas de los llamados “ajustes de cuentas” entre diferentes bandas, a
las “cuotas” forzadas que deben pagar a los sicarios las
pequeñas tiendas y negocios medianos de todos los
giros, a los secuestros que están a la orden del día,
etc., priva una sensación colectiva de inseguridad. El
miedo colectivo ha dado lugar a diferentes proyectos
de seguridad pública municipal y estatal, de participación ciudadana y de freno al narcotráfico, principalmente. De acuerdo con la Organización Editorial
Mexicana, Ciudad Juárez fue en 2008 la localidad más
violenta de México, con 1 653 ejecuciones contra 318
en 2007, lo que representa cerca de una tercera parte
del total nacional, según un recuento de la AFP basado en reportes policiacos diarios. En México, según
cifras oficiales, las muertes relacionadas con el crimen
organizado sumaron más de 5 300 en 2008, pero Ciudad Juárez por sí sola tuvo cerca de una tercera parte,
y, junto con Chihuahua, representó casi la mitad del
total nacional con 2 400 asesinatos.
En medio de esta constelación emerge el Plan Mérida, un proyecto internacional de seguridad establecido por los Estados Unidos en acuerdo con México y
Centroamérica para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos y activado por el presidente
George Bush el 30 de junio de 2008. México es la ruta
principal por la que transitan cocaína y otras drogas
destinadas al consumo en los Estados Unidos, y el gobierno estadunidense calcula que los narcotraficantes mexicanos obtienen ganancias de unos veintitrés
mil millones de dólares al año.
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Entre las instituciones norteamericanas involucradas se encuentran el
Departamento del Estado y el Departamento de Justicia, el Consejo Nacional de Seguridad, el Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el FBI, la
Agencia Antidrogas (DEA) y, por parte de México, el
Congreso de la Unión, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Armada de México, la SSP, la PGR y el Centro
de Investigación y Seguridad Nacional. El presidente municipal de Juárez, José Reyes Ferriz, realizó un
En medio de esta constelación emerge el Plan Mérida, un proyecto internacional de seguridad establecido por los Estados Unidos en acuerdo con México y
Centroamérica para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos y activado por el presidente
George Bush el 30 de junio de 2008. México es la ruta
1 La crisis económica a nivel nacional e internacional de 2009,
en la industria maquiladora tuvo sus efectos, con decenas de miles de
despidos. Como reacción, en la industria manufacturera domina
hoy el Trabajo por Convenio, que consiste en que, cuando la empresa no requiere del trabajo de los operadores, los manda a sus
casas, pagándoles el 50% de su salario, pero aún siguen contratados. Recordemos que 42% de la población se dedicaba a la manufactura en 2005 (Servando: 2005), principal fuente laboral en
Ciudad Juárez. La desolación causada por los efectos de la globalización y de la relocalización de los capitales extranjeros se empata
con las catástrofes, como la acaecida el 7 de abril de 2009, a causa
de la explosión en el Parque Industrial Aeropuerto, que se inició
en la maquiladora MCS de México y siguió en la Fox Con, dejando
a miles de operadores desempleados.
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