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Thanu Juárez: El último día de mi vida |
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población. Es necesario acotar que la
presencia militar en Chihuahua y las acciones contra
el narcotráfico por parte del gobierno no ha resuelto
el problema y no representa una estrategia efectiva
para enfrentar fenómenos tan complejos como los del
narcotráfico o la delincuencia organizada.
Es de cardinal importancia entender que el fracaso de la estrategia militar ha conducido a crecientes
reclamos de las organizaciones de la sociedad civil y
al resentimiento social. Cito algunos extractos de un
acta circunstanciada enviada al H. Congreso del Estado, por parte del diputado Víctor Manuel Quintana
Silveyra:
…a efecto de exhortar al Operativo Conjunto Chihuahua que proceda con respeto a las leyes vigentes
y el marco jurídico. Se ha denunciado que diversas
personas han sido detenidas, otras maltratadas y allanados sus domicilios sin orden judicial alguna, por
elementos del Ejército Mexicano y la Policía Federal
Preventiva. Si bien, por una parte, con la llegada de
elementos del ejército y policía federal han bajado
los índices de ejecutados, secuestrados, extorsionadores y en general los delitos que tienen que ver con
el narcotráfico, de manera inversamente proporcional se han incrementado los índices de abusos, violación de derechos, detenciones arbitrarias, exigencia de pago de cuotas, por parte de los integrantes de
las corporaciones llamadas para la protección de los
juarenses (Quintana: 14 de abril de 2009).
Con base en estos eventos, podemos acercarnos un
poco a la dinámica social de la frontera, sus desafíos
y encrucijadas. La sociedad manifiesta un rostro “deprimido”, cansado y sumido en la desesperanza. Se ha puesto en evidencia que el uso de la fuerza armada para combatir el narco y la delincuencia, no es la
única salida. Ante tal vulnerabilidad, es necesario el
rescate de la cohesión social, mediante el diseño de
políticas públicas sociales de intervención comunitaria, trabajar desde la premisa de la red de redes en
la recuperación de espacios públicos, grupos y obras
vecinales, proyectos de ciudadanización, programas
educativos, atención principalmente hacia la niñez,
quien es presa fácil de toda esta violencia cotidiana.
LOS LABERINTOS ACTUALES DE CIUDAD JUÁREZ
Este artículo empezó a escribirse en agosto de 2009, a
más de un año del proceso de militarización en Ciudad
Juárez, con la llegada del Operativo Conjunto Chihuahua, ahora renombrado Operación Coordinada Chihuahua, sustentada en la presencia de 8 500 militares y
cerca de 1 500 policías federales, como parte de la Iniciativa Mérida en la llamada guerra contra la violencia.
Demostrando una vez más el fracaso de los aparatos del Estado, la militarización terminó por agudizar la ola de violencia. De acuerdo con estadísticas
periodísticas locales y de la Organización Editorial
Mexicana, en 2007 se registraron 318 ejecuciones; no
obstante la presencia militar en 2008, la cifra se disparó vertiginosamente a 1 653 y en 2009 a 2 635 ejecuciones. En 2008 el promedio de asesinatos diarios
aumentó de dos a cinco y en 2009 a más de siete. La
violencia dejó huellas imborrables en la sociedad juarense: violación de los derechos humanos y muerte de
varios luchadores sociales.
Cabe mencionar que esta violencia ha tenido lugar
en el marco de una de las crisis económicas más agudas por las que ha pasado Ciudad Juárez, pues la IME
(Industria Maquiladora de Exportación) disminuyó
su producción en casi 20 por ciento, dados los efectos
de la contracción económica de Estados Unidos.
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