En cada trabajo de investigación, como en cualquier tarea que nos proponemos, es muy importante plantearnos objetivos que nos guíen para conseguir lo que queremos. Sin embargo, tenemos que estar conscientes de que estos objetivos deben realizarse en el tiempo y forma planeados y estar planteados de la manera más objetiva posible.

Los objetivos son acciones que tenemos como metas para alcanzar. Se expresan con verbos y en dos tipos diferentes: los generales, que son los que más abarcan, y los específicos, que pueden considerarse como más precisos. Los generales son los objetivos que se tienen como metas principales, es decir, lo que queremos lograr con nuestra investigación, y normalmente son diseñados para cumplirse a largo plazo. Los específicos son aquellas metas que pretendemos lograr de una forma más delimitada y enfocada.

Los objetivos deben ser redactados de forma clara y simple. Cada uno debe iniciar con un verbo en infinitivo, especificando lo que se necesita llevar a cabo en el proceso de investigación.