Otros títulos en los que se habla de manera destacada
acerca de su obra son En concreto y Plazola arquitectura
habitacional.
Tanto en sus exploraciones para edificios de gran
complejidad como en la realización de modestas vivien
das, el arquitecto destaca por una gran riqueza expre
siva cuyo fundamento es el manejo y la exploración de
materiales y técnicas artesanales, además de una de
fensa de la estructura como fundamento de la arqui
tectura: “Nunca he traicionado la estructura… acaso porque soy producto de una educación funcionalista
en la UNAM derivada en gran medida de Le Corbusier y
los arquitectos de la Bauhaus…”1
Cuando se le pregun
ta qué considera como el común denominador de la
diversidad de programas y edifi cios, el arquitecto Murillo se entusiasma y responde que “es la estructura visible lo que puede aglutinar la variedad y multiplicidad
de obras y proyectos”. El manejo de la estructura que,
sin ser minimalista, encuentra en la textura un gusto
por recrear los materiales y su tectónica. La estructura
como soporte de la forma y del espacio, en respuesta
al sitio, a la topografía y al paisaje, todos ellos también
elementos clave del emplazamiento, de la arquitectura,
suma de los materiales pétreos.
Su primera obra (Casa en Lomas del Estadio,
1954) fue una casa con bóvedas que implicaba resolver
un problema técnico con tecnologías basadas en una
mano de obra artesanal, pero fue también la oportunidad de una búsqueda formal en una particular época
de su historia personal
bajo la influencia abrumadora de la Ciudad Univer
sitaria al sur de la Ciudad de México recién inaugurada… Desde luego, se conocía también la obra de
Luis Barragán en el Pedregal de San Ángel, aun
que no tenía todavía la fuerza y la infl uencia que
posteriormente alcanzaría con la colaboración de
Mathias Goeritz…
Pero lo que acaso le impactaría más sería el encuentro
con una arquitectura fuera de los circuitos modernos
de esa época: la Casa de Emilio el Indio Fernández,
obra de gran remembranza de la hacienda mexicana,
“muy retratada en Coyoacán” y diseñada por un arquitecto a quien apodaban el Caco Parra. Este arquitecto
trabajó como escenógrafo para el Indio Fernández, y
la casa que concibió sacudió la rigidez del diseño moderno internacional que imperaba como modelo de
proyecto en la arquitectura mexicana de la época. La
riqueza de sus diferentes espacios ahondaba en el despilfarro y en aparentes absurdos, a la manera de una
suma de escenografías, pero el conjunto resultaba en
algo extraordinario. Es posible que el Caco Parra tuviera también una honda influencia en otros destacados
arquitectos. Otra de las influencias de Enrique Murillo fue Luis Guillermo Rivadeneyra Falcó, un arquitecto que incluso llegó a financiar una de las películas de
Emilio Fernández (Pueblito, 1961), en la cual se resalta
el papel social de la arquitectura en el México rural
de los inicios de la segunda mitad del siglo pasado,
pues en esta historia llevada a la pantalla se plasmaba
la esencia de la arquitectura: la construcción de una
escuela cambiaba la vida del pueblo. No obstante, la
obra del arquitecto Murillo, fundamentalmente casas
y edificios públicos, no se podía permitir los lujos del
arquitecto Parra. Su obra empezó siendo muy austera.
Los inicios de su formación y ejercicio profesional implicaron asumir y deducir soluciones muy prácticas;
por ejemplo, el restaurante La Pérgola (1964-1965) es
la respuesta a una etapa de exploración formal y técnica, una etapa fundamental de preguntas. Además de
varias viviendas, vendrían después grandes edificios
con apoyos de asesorías importantes en la estructura,
ínez Romero.
Ejemplo de esta etapa formativa y de evolución hacia una madurez creadora es la tienda departamental
Super Chedraui (1969-1970), ubicada sobre una de las
calles centrales de Xalapa. Lo novedoso de este edificio
es su losa reticulada que responde a la idea de disponer
de un gran plafón luminoso, con una lámpara en cada
unidad, que resulta en una tienda bien iluminada en
marcado contraste con la ciudad tradicional, normalmente apagada, que era la Xalapa de esos años. Este
edificio desarrolla en la planta un área flexible e incorpora las primeras escaleras eléctricas en la ciudad.
Luego sigue el conocido edificio de la Tesorería (hoy
Secretaría de Finanzas y Planeación) para el Gobierno
del estado de Veracruz, construido en 1978-1980. Este
edificio es el resultado de una evolución en la participación del arquitecto Murillo en el diseño de edificios
grandes y oficinas, campo en el que trabajó desde muy
joven con el arquitecto Ortiz Monasterio, profesor uni
versitario, quien le dio la confi anza y la experiencia
para emprender nuevas soluciones. Contemporáneo
de esta etapa es también el Centro Social Veracruza
no en la Ciudad de México, proyecto por encargo del
Gobierno del estado. Estas obras mencionadas tienen
como común denominador la aplicación apropiada de
la tecnología de su época y la pertinencia que con ella
se brinda en la solución de problemas espaciales, técnicos o topográficos.
Además del diseño y la construcción de varios bancos, remodelaciones y trabajos de imagen corporativa,
el arquitecto Murillo enuncia algunas de las obras que,
a la manera de un antecedente, habrán de conectar
con aquellas otras de su madurez creativa. Hacia 1978 y
a solicitud de Georges Vinaver, colabora en un conjunto de viviendas bastante singular. Se trata de La Ballena Emplumada, departamentos de dimensiones mínimas que se resuelven constructivamente con bóvedas y
madera, donde la diversidad en el uso de los espacios
responde en realidad a una cuidadosa integración de
formas. Una vez más, se trata de un proceso de diseño
nutrido de un diálogo intenso, buscando interpretar
espacios y materiales con una gran carga expresiva.
La apropiación de la piedra de río, de la jardinería y la
construcción exterior sitúan a esta obra como una de
las más relevantes de la poética espacial de Murillo.
Una poética que es resultado de la disposición de explorar y experimentar con diversas ideas.
1
Esta cita y las siguientes donde no se anote una referencia,
corresponden a una serie de conversaciones sostenidas con el arquitecto Murillo en su Taller de Ávila Camacho en Xalapa durante
el mes de octubre de 2009.
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