...organizar con precisión los miedos que emanan
del mundo real al convertir lo improbable en
inevitable, y hacerlo, además, sin negar lo que podría
hipotéticamente decir el racionalista al respecto. 27
Estas consideraciones recalcan también un hecho esencial:
la importancia del cuento // fragmento suprimido//
como un hecho cultural propio de América Latina, que
abre nuevas perspectivas narrativas para la literatura.28
IV. La reescritura de Schwob en las obras de
Arreola y Roberto Bolaño, en el cuento y la novela
Las infl uencias de Marcel Schwob se pueden notar sin
embargo tanto en la novela como en el cuento. Se conoce
su oposición a la novela naturalista y psicológica,
y su deseo de ver surgir en el porvenir una “nueva
novela” liberada de lo que considera como pretensiones
científi cas del naturalismo. En el prólogo a Corazón
doble declara:
Si la forma de la novela persiste, se ampliará sin
duda de modo extraordinario. Las descripciones
seudo-científícas, la ostentación de psicología de
manual y de biología mal digerida estarán excluidas
de ella. La composición se precisará en las
partes, con la lengua; su construcción será rigurosa;
el arte nuevo tendrá que ser claro y nítido.29
Sin exagerar el cotejo, casi se podría ver aquí una
anticipación teórica de las nuevas perspectivas de la
novela tal como la defi nirá Carlos Fuentes en 1969: “... la novela es mito, lenguaje y estructura. Y al ser
cada uno de estos términos es, simultáneamente, los
otros dos”.30 Se notará la existencia de otra convergencia
entre lo que Schwob designa como la novela
“heterodoxa” y la nueva literatura del “boom” latinoamericano
de los años sesenta: el cuidado por no “explicar” de antemano los acontecimientos, dándole
al lector un lugar cada vez más importante en la creación
literaria.
El recurso más o menos explícito a la intertextualidad
es también uno de los procedimientos gracias
al cual Schwob afirma su presencia en la narrativa
latinoamericana actual. Juan José Arreola, cuya admiración
por Marcel Schwob ya hemos recalcado, escribe
así un “Epitafi o” que empieza por incluir en una
de las obras que lo dieron a conocer ya desde 1952,
Confabulario, antes de hacerlo figurar en su Bestiario de
1972. Estos son los términos de dicho Epitafi o subtitulado “Homenaje a Marcel Schwob” (fragmento):
Nació en un tiempo malo. Tropeles de niños cantando
vagaban pidiendo el pan por las calles. Mendigos
y enfermos colmaban las naves de Nuestra
Señora, subían hasta el presbiterio y estorbaban los
ofi cios divinos. […] Vivió en un tiempo malo. Desapareció
en el misterio a los treinta años de su edad.
Acosado por el hambre y la fatiga, huyó como un
lobo que se siente morir y que busca el rincón más
oscuro del bosque. Rogad a Dios por él.31
La crítica literaria latinoamericana advirtió cómo los
géneros literarios y paraliterarios se entremezclan en
cada uno de los textos de Arreola, lo que le lleva a hacer “literatura a partir de la literatura”, operación que
solicita constantemente la atención del lector. El Epitafi
o de Arreola cobra así toda su dimensión cuando
el lector se entera de que el personaje al que se alude
es François Villon, del que Schwob era especialista, y
ve que se rinde aquí en realidad un doble homenaje
a dos escritores franceses, mientras el texto juega con
sus coincidencias formales y temáticas con sus obras
respectivas, creando así una nueva biografía imaginaria.
La escritura de “Epitafio” se presenta así bajo la
forma de un palimpsesto constituido por dos (o dos
hipotextos según Genette) escrituras: la de Villon y la
de Schwob.32
La reescritura de Marcel Schwob entre los narradores
latinoamericanos fue recalcada también por
Adriana Castillo de Berchenko, que descubre un nuevo vínculo intertextual entre Roberto Bolaño y Marcel
Schwob a propósito de dos textos del escritor chileno,
cuya obra entera caracteriza como “una poética de los
vasos comunicantes”. Se apoya primero para ello en
una suerte de manifi esto publicado en colaboración
con Bruno Montané en 1977 en la revista Rimbaud
vuelve a casa, titulado: “Rasgar el tambor, la placenta”
y subtitulado “Carta al movimiento Hora Cero del
Perú”. Bolaño y Montané declaraban en este texto a
propósito de la Contrarrevolución en América Latina y
refiriéndose a las dictaduras que se habían impuesto en
este continente durante los años setenta:
Sin ella quererlo, la Contrarrevolución ha apresurado
nuestro crecimiento, ha quemado nuestras
casas, nos ha dejado huérfanos en más de un sentido.
Bien. Ahora podemos elegir nuestros padres.
Estamos como esos niños que huyeron de los nazis
y se perdieron en los bosques polacos y fueron
muriendo de hambre como cuenta Brecht en una
balada. Estamos como esos niños de La cruzada de
los niños de Marcel Schwob con cuarenta grados
de fiebre, resbalando una y otra vez por las faldas
crispadas de la Cordillera de los Andes. Nos convertimos
en poetas porque si no, nos moríamos.33
27 Clara Pastor, “Introducción a El tren 081 de Marcel Schwob”,
disponible en Internet : http://www.saltana.org/1/20/41.html
28 Nicasio Perera San Martín: “Elementos teóricos para la distinción
entre cuento y relato”, Nueva Estafeta, núms. 21-22 (Madrid,
agosto-septiembre de 1980), pp. 190-197.
29 Marcel Schwob, op. cit., p. 52.
30 Carlos Fuentes, La nueva novela latinoamericana, Joaquín Mortiz,
México, 1969, p. 20.
31 Juan José Arreola, Confabulario personal, op. cit., pp. 297-298.
32 Felipe Vázquez, “Juan José Arreola y el género ‘varia invención’
”, Espéculo. Revista de estudios literarios, (Universidad Complutense
de Madrid, 2006), disponible en Internet : http://www.ucm.
es/info/especulo/numero32/arreola.html
33 Roberto Bolaño, Bruno Montané, “Rasgar el tambor, la
placenta. Carta al movimiento Hora Cero del Perú”, Rimbaud vuelve
a casa, s.n., Barcelona, 1977, p. 2, citado por Adriana Castillo de
Berchenko, “Roberto Bolaño: los vasos comunicantes de la escritura.
Filiación, poeticidad, intratextualidad”, en Roberto Bolaño, una
literatura infi nita, op. cit., p. 49.
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