Adriana Castillo de Berchenko ve en las últimas páginas
de la novela que Bolaño publica en 1999, Amuleto,
una reminiscencia intencional y simbólica de La cruzada
de los niños: en este texto que evoca la represión
armada contra la manifestación estudiantil de Tlatelolco
en 1968, la narradora, Auxilio Lacouture, está
encerrada en el baño de la universidad mientras ocurren
los acontecimientos represivos fuera. Se entrega
entonces a un monólogo delirante en el que interpreta
sus alucinaciones, e imagina en particular la salida de
los estudiantes con estos términos:
Y supe que la sombra que se deslizaba por el gran
prado era una multitud de jóvenes, una inacabable
legión de jóvenes que se dirigía a alguna parte.
Los vi. Estaba demasiado lejos para distinguir sus
rostros. Pero los vi. No sé si eran jóvenes de carne y
hueso o fantasmas. Pero los vi […] Caminaban hacia
el abismo […] Sombra o masa de niños, caminaban
indefectiblemente hacia el abismo […] Y los
oí cantar, los oigo cantar todavía […] los oí cantar
marchando hombro con hombro hacia la muerte
[…] el canto que escuché hablaba de la guerra, de
las hazañas heroicas de una generación entera
de jóvenes latinoamericanos sacrifi cados…34
El enlace hipertextual con La cruzada de los niños,
lejos de ser un simple juego narrativo, se inserta perfectamente
en una reflexión trágica sobre el fin de las
utopías, cuya materia prima la proporciona el texto
de Schwob.
Perspectivas
Este enfoque comparativo suscita varias reflexiones:
es innegable que las inspiraciones de Marcel Schwob
abundan en América Latina, del norte al sur del continente,
ciertamente con grados que un estudio más profundo
permitiría determinar con precisión. Hay aquí
un verdadero campo de investigación para la historia
de las influencias literarias francesas sobre América
Latina, así como para la narratología y la literatura en
general. Varias preguntas se plantean también: ¿Constituiría
la lectura de sus escritos una “entrada” en la
literatura latinoamericana contemporánea? ¿Cómo
infl uyó en la elaboración de nuevas perspectivas y estrategias
narrativas, en la narración breve tanto como
en la novela, y en particular en la relación de la ficción
con la historia? Hoy día, los teóricos de la nueva novela
histórica no lo citan como una referencia en esta
materia. Por ello nos parecería justo darle el lugar que
merece en las antologías del cuento a este inspirador
que es a la vez una referencia y un vínculo entre los más
grandes escritores latinoamericanos. Se podrá pensar
que muchos de los procedimientos de la nueva novela
francesa, de Robbe-Grillet a Claude Simon pasando
por Nathalie Sarraute, atestiguan las mismas innovaciones
narrativas que la nueva novela latinoamericana;
que una literatura que refl eja la fragmentación de lo
real y rompe con la linearidad tradicional de la novela
para hacer participar al lector en el proceso creativo
se inscribe en la misma perspectiva. Sería olvidar el
papel fundamental que desempeñó el cuento en
el surgimiento de la nueva novela latinoamericana como
forma cultural característica de todo un continente
y la fascinación que sigue ejerciendo en este sentido
Marcel Schwob sobre los escritores latinoamericanos
que, a la manera de Roberto Bolaño, se inspiran en
su ejemplo para mostrar hasta qué punto la narración
ficcional puede a la vez signifi car y trascender lo real.
34 Ibidem, p. 51.
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