Para más Señas
GMA: Acaba de mencionar el fallecimiento de los hijos de
Darwin, uno de ellos por escarlatina. ¿Él se había preguntado
por la evolución de los microorganismos?
AL: No. Eso es maravilloso. Los microorganismos son los
grandes ausentes en la vida de Darwin; eso lo hemos dicho
un par de investigadores. Darwin escribe un texto identifcado muy claramente sobre los microorganismos. Es la
biografía que hizo de su abuelo Erasmus Darwin, quien era
un médico muy distinguido al que por cierto está dedicado
el Frankestein de Mary Shelley. Darwin dice ahí que los microbios son organismos excepcionales que tienen que ver en
la putrefacción, en las enfermedades, en la composición de
materia orgánica, y quien se lo hace notar es su abuelo. Pero
aunque observa eso nunca piensa en los microbios como ancestros de las plantas, de los animales. Los microbios son los
grandes ausentes en la vida de Darwin. El mismo concepto
de microbio se introduce veinte años después de que fue
escrito El origen de las especies.
GMA: El mundo microbiológico también es muy importante;
ahí es donde se da la evolución más fuerte que puede dañar a la
humanidad misma.
AL: Al mismo tiempo nosotros somos parte de la evolución
microbiana. Los micro-organismos son los que cambian la atmósfera del planeta, los que tienen modos de evolución nada
convencionales si los comparamos con plantas y animales; tienen un tipo de sexualidad distinta; son organismos que a una
escala geológica cambian sedimentos, la acidez de los océanos,
la composición de la atmósfera, y son los primeros organismos
que hubo durante miles de millones de años. La única forma
de vida que existía en el planeta era precisamente esa.
GMA: ¿Por qué será que todo lo que ha avanzado el ser humano
respecto al conocimiento está marginado, no se conoce ampliamente y prevalece la ideología sobre la evolución de las especies?
AL: Somos las víctimas afortunadas de los prejuicios decimonónicos, porque si Pasteur no hubiera desarrollado las
vacunas ni usted ni yo estaríamos aquí. Pesa mucho en el
mundo contemporáneo la herencia que nos hace ver a los
microbios como genes patógenos. Va a ser muy importante
promover la interacción de los biólogos con los médicos, con
los veterinarios, con los dentistas, para que aprendamos a ver
al ser humano como una entidad muy compleja, para que en
este diálogo entre disciplinas se borren esos prejuicios o esa
ignorancia que tenemos en general como sociedad.
GMA: Eso que dice es muy importante, sobre todo si se incluye
a los evolucionistas, porque de repente nos llega la pandemia del
H1N1 y primero lo que prevalece es la ideología.
AL: Es importante ver desde una óptica distinta a los microorganismos. Creo que hubo medidas muy adecuadas, pero
creo que hubo también una serie de actos de una torpeza
brutal que se refejaron fnalmente en el desdén gubernamental hacia los investigadores de la UNAM, del Politécnico, de
una serie de instituciones de educación superior al nivel de
todo el país. De hecho, por ejemplo, uno puede ver cómo
fueron excluidos virólogos de primer orden del Cinvestav y de
la UNAM de las decisiones iniciales que tomó la Secretaría de
Salud. Eso tiene que ver con el hecho, fnalmente, de, como
decía don Daniel Cosío Villegas hace treinta años en un ensayo maravilloso que escribió: “el PAN no tiene proyecto de
nación”. Piensa que administrar el país es como administrar
una panadería en el Bajío; eso lo digo yo. Hay que tener una
visión de Estado de la que claramente el gobierno carece.Por
ejemplo, las declaraciones del presidente Calderón sobre la
drogadicción y Dios, respecto al caso de Michael Jackson, refejan que no hay visión de Estado. La presencia de investigadores universitarios y politécnicos en las decisiones con respecto
a la epidemia no fue una concesión graciosa del gobierno, sino
una imposición de la realidad en donde se hizo evidente que
no se puede desdeñar el producto de la educación y los recursos
que tienen las instituciones de educación superior.
GMA: De hecho la alarma fue por el número de jóvenes muertos
que existían. Pero hay algo más que ahonda estos parámetros: la
mala alimentación, la mala educación, la gran pobreza, la falta
de buenos sistemas de salud, toda una cadena de errores y omisio-
nes que se suman para que aparezcan virus como el H1N1.
AL: Mire, aquí no hay que decir que es sólo responsabilidad
del PAN. Lo que uno atestiguó desde las épocas de la presidencia de Salinas de Gortari es un proceso de desmantelamiento del Estado. Me acuerdo que vivía yo atónito cómo se
privatizaban carreteras, el servicio de agua; todos somos testigos de cómo se redujo la investigación en el Seguro Social,
de la lentitud con la que se han dado recursos a la universidad pública en general. Eso es un proceso de adelgazamiento del Estado que corresponde a un proyecto neoliberal en
el sentido más estricto y que demostró sus limitaciones en
el caso de la epidemia de una manera muy clara. Es obvio
que había medidas muy sencillas y prudentes muy bien
defnidas por la Secretaría de Salud, como lavarse las manos,
tener cuidado con los objetos que uno toca constantemente, como el teléfono, los cajeros automáticos, la barra del
autobús, yo qué sé. Pero cómo se le puede decir a la gente:
“lávese las manos constantemente” si vive en un barrio de
Iztapalapa donde no tienen agua potable en muchos días de
la semana. Los virus y las bacterias pueden ser muy democráticos en el sentido del tipo de personas que afectan, pero
siempre al perro más pobre se le cargan todos los virus.
GMA: Hace recordar las guerras mismas. En la Revolución
mexicana, por ejemplo, además de los muertos por el conficto,
nadie toma en cuenta las epidemias que había en ese momento
y que diezmaron las poblaciones.
AL: Platicando sobre eso, precisamente me decía Héctor
Aguilar Camín que alguna vez Arturo Warman le había comentado que hubo poblaciones enteras que desaparecieron
en el estado de Morelos víctimas de la infuenza. Es algo que
generalmente no tenemos en cuenta. La Revolución se da al
mismo tiempo que se está dando esa epidemia de infuenza que mató a cincuenta millones de personas en todo el
mundo, la famosa infuenza española, que no era española
pero que también brotó en México. La gente se va mucho
con el dictum marxista de que la historia de la humanidad
y de la lucha de clases es también la historia de la falta de
recursos ambientales, de epidemias y de una serie de factores
adicionales.
GMA: En estas crisis vemos claramente la evolución.
AL: Absolutamente. Vemos que no podemos dejar a
Darwin. Le pongo un ejemplo muy concreto: una vez
platicando con un investigador español muy bueno pero
con valores completamente franquistas (no quiero decir
su nombre), me decía: ustedes los mexicanos debían haber
levantado una estatua a Hernán Cortés. Le dije: bueno,
en realidad la estatua había que levantársela al virus de la
viruela, que fue el aliado más poderoso que tuvo junto con
los tlaxcaltecas para atacar a la sociedad azteca.
Hay que tener en cuenta que antes los virus viajaban en carabelas y hoy viajan en Boeing 727, por poner un ejemplo, así se dispersa la epidemia de Sida por todo el mundo. El virus de la influenza se expande de una forma epidémica brutal por eso la preocupación de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales respecto a la transformación de una epidemia en pandemia.
GMA: A la vez vemos también que el recorte presupuestal en
investigación es cada vez mayor.
AL: Eso a mí la verdad me deja atónito. Refeja una ceguera
institucional hacia las necesidades de una sociedad contemporánea que es aterradora. Hay dos maneras de recortar el
presupuesto: una es cuando de repente hay menos dinero
disponible para la investigación, y la otra —que encuentro
pavorosa—, es cuando no se da dinero para que las instituciones crezcan. Una manera de recortar los presupuestos
en no dar más dinero año con año. Nosotros claramente
estamos por debajo de los estándares internacionales. La
epidemia de la infuenza demostró lo terrible que es haber
acabado con la investigación en el Seguro Social. Con los
problemas que tiene el país en términos de energía resulta incomprensible que no hayan reforzado al Instituto
Mexicano del Petróleo, que acaba siendo desmantelado; uno
ve al Colegio de Posgraduados de Chapingo, un centro de
referencia intelectual de investigación internacional, y los
investigadores estaban en huelga para que les homologaran
los sueldos; uno se asoma a las universidades que están en
los estados y el panorama es sombrío. Entonces somos víctimas de una ceguera institucional.
GMA: ¡Qué de problemas con nuestra involución! Bueno, llegamos al fnal de esta entrevista y no quiero terminar sin saber
qué es para usted la vida.
AL: Desde el punto de vista científco para mí es un sistema
químico, complejo, capaz de automantenerse, que tiene el
potencial de evolucionar por mecanismos. Creo que la vida,
decía Nietzsche, cae muy bien en esos conceptos. La forma
en que defnimos la vida es distinta a la de hace cincuen-
ta años o doscientos años, pero es evidente que ninguna
defnición contemporánea de vida es legítima si no incluye
el componente evolutivo. Darwin sigue vivo.
GMA: Finalmente ¿qué opina del reconocimiento que le otorga
la UV?
AL: Me conmueve extraordinariamente. Me siento honrado.
Fue inesperado. Uno tiene muy presente lo que ha signi-
fcado la Universidad Veracruzana en la cultura nacional.
Esas publicaciones míticas que se iniciaron hace más de
cincuenta años hacen de Xalapa un sitio donde uno ve la
vivacidad cultural generada por la presencia de estudiantes
y de investigadores, pero que además que sea al Mérito
Universitario me toca muy profundamente porque creo que
las universidades son las mejores instituciones que ha creado
la humanidad. Uno piensa por ejemplo en la Universidad
de El Cairo, que es la más antigua del planeta, en donde
los profesores se siguen juntando con los alumnos en una
plazita o en una mezquita o en una casa a platicar ideas;
uno piensa en el emperador Federico II diciéndole a los
estudiante de la Bolonia: les prometo que les van a cobrar
menos. La esencia sigue siendo la misma: la preservación de
la cultura a través del mejor mecanismo posible, su discu-
sión, su expansión y la relación con las mentes jóvenes. Ese
componente a mí me conmueve extraordinariamente.
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