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Martes 8 de Abril de 2025
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Corre la voz

La tristeza de no ser santos

Marco Antúnez

La calidad de nuestros libros sigue encontrando eco en diversos medios periodísticos y literarios. Veamos qué opinión han merecido dos de nuestras más recientes publicaciones: la Poesía completa de Ernesto Cardenal, y Diario de un loco de Lu Hsun, título número 3 de nuestra celebrada colección Sergio Pitol Traductor.

  Poesía escogida de Ernesto Cardenal  
 

 

Eugenio Montejo llamó “faro” de la literatura a Octavio Paz por su empresa cultural de divulgación, dedicada a abrir ventanas a América con su labor editorial, periodística, traductora y su crítica cultural. Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) podría ser señalado con el mismo mote en su propio rubro gracias a su rol histórico-social, icono intelectual de Latinoamérica y testimonio vivo de una generación iconoclasta dedicada a defender una concepción del mundo sin la cual no podría comprenderse el siglo XX: el marxismo. El nicaragüense es una de las fguras más destacadas de la defensa de la libertad y la fe cristiana, la emancipación del alma y la lucha contra la opresión del pueblo, haciendo gala de sensibilidad, temple y voz en una de las líricas más populares que han circulado en lengua castellana, “pasando por una producción poética —dice José Luis Rivas en la presentación de la Poesía completa en tres tomos de Cardenal, bajo el sello de la Universidad Veracruzana— de índole vivencial, apocalíptica y oracular, […] ostenta en su conjunto la impronta de la mejor poesía de su país, vastísimo caudal que desde la aparición de Rubén Darío no ha dejado de impregnar y fecundar con su extraordinaria vivacidad y su audacia plena el desarrollo de la poesía hispanoamericana”. A estas alturas, una revisión de una obra tan ancha en extensión como en tracción, con tantas ganas de decirlo todo, de explayarse y conjurar los ministerios de las letras que se le han cruzado en el camino al hiperactivo escritor, es estremecedora y convida al mutismo al grado de la mitifcación supersticiosa que torna a Cardenal en algo que él mismo rechaza: un santón, un intocable.

Su Poesía completa revela ciertos márgenes que, de no haber sido compi- lada celosamente, con difcultad habrían salido a la luz para discernir la importancia de sus obras, tanto por separado como en conjunto. Podemos aclararnos con estos tomos, por ejemplo, el proceso que se dio para llegar al Cántico Cósmico desde los Epigramas y los Salmos.

Someter la lengua y el criterio para domeñarla a una autocrítica es parte del gradual crecimiento creativo, aunque éste no sea de tipo cronológico sino estético: las barreras entre una obra y otra tienen que ver con las tensiones formales y las necesidades personales. Así, la poesía desde el punto de vista de Cardenal, manifesta su precisión de transformarse en la matriz de la lengua por medio de un mecanismo motriz: conservación y cambio emotivos. Su capacidad sumaria intriga en el núcleo del lenguaje potencias naturales de un sistema sonoro que produce bocetos nacidos de diversas tradiciones —la poesía norteamericana, cara a su versifcación—. Más que un cambio de poética, predomina un proceso de conservación de la voz y los atrevimientos inaugurales e incluso de sus vicios. La sencillez, el tono claro, la sonoridad recta —sorda cuando estructura luengos alientos repetitivos o machacones— privilegiando el sentido suave, el dejo franco, espontáneo, y la verticalidad de sus desarrollos, son la frma de un poeta que ha mantenido hasta las últimas consecuencias sus creencias, sobre todo en la escrupulosa concepción artística de la vida, con una autonomía que jamás ha pretendido ser autócrata. Si acaso los asuntos son los que van dándose encontronazos entre un libro y otro, mudando desde el amor intemperante por las mujeres cándidas (y no tan cándidas y sí muy cálidas) que rompen corazones, pasando por Dios, la sociedad, la teología de la liberación, volver al misticismo por medio de los rostros de las mujeres amadas, hasta llegar al cosmos en un peregrinaje panteísta, y luego sumergirse en su propia rutina con la expectación mística, nunca desarraigada de las cosas, que aprendió de sus años con Thomas Merton: “El principio / fue que el amor se convirtió en energía […] y el Espíritu de Dios empollaba sobre la radiación […] Tal vez fueron millones de años / que todo estuvo en tinieblas.” (“El cántico de los cánticos”). Una manera poco recurrida de ser cristiano: vivir con pasión la vida cotidiana, ser uno más y al unísono un productor de cambio: “Es la hora en que los moribundos entran en agonía. / La hora del sudor en el huerto, y de las tentaciones. / Afuera los primeros pájaros cantan tristes, / llamando al sol. Es la hora de las tinieblas. / Y la iglesia está helada, como llena de demonios, /mientras seguimos en la noche recitando salmos.” (Gethsemaní, KY).

Si nos esforzamos un poco, conseguimos reducir los intereses y conocimientos de Cardenal a tres ejes generales: la historia (Poemas documentales, Los ovnis de oro. Poemas indios, El Estrecho Dudoso), la política (Dos epístolas) y la religión (El telescopio en la noche oscura, Gethsemaní, KY, Hora 0, Cántico Cósmico), que así como predominan en algunos libros, otras veces se van intercalando (el caso de Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, Epigramas o Poemas sueltos o Pasajeros de tránsito). Estos temas están cruzados por un mismo poder unifcador: el amor; y están sujetos a la alternancia de los episodios de su biografía, a los caprichos editoriales que lo impelen a buscar nuevas formas de denuncia política. La historia se remite al tiempo y los sucesos del entorno —Nicaragua, el siglo XX, la Comuna, el capitalismo, los iconos pop, la humanidad sacrifcada a expensas de la mercadotecnia de una época carnívora o invasora, etcétera—; la política, a las acciones del hombre en su relación mutua —la Revolución y las denuncias de dictaduras u otros escollos corruptos de los gobiernos, así como sus posturas como clérigo y ciudadano comprometido en incidentes masivos, la experiencia frente a las guerrillas—; y la religión, al individuo y su escarmiento de estas dos eventualidades ineludibles —el cristianismo, la vida monacal, el dolor espiritual del paria. El amor: la carne, la entrega y el deseo de las cosas y el Todo. En su obra como en su vida, la acción del escritor determina la agudeza de su contemplación: el amor en acto no es distinto al amor utópico, sino que son uno mismo, la misma Substancia; “no unión sexual propiamente pero sí una unión. / Primero de una se hacían dos, y cada una de esas / de una se hacían dos, hasta que un día / dos se hicieron una. / Tal vez dos que estaban incompletas.” (“El cántico de los cánticos”). Cardenal, contra los lugares comunes que se producen en torno a su fgura revolucionaria, está más cerca del flósofo medieval Escoto Erígena —José Vicente Anaya traería a colación a Eckhart a propósito del autor y José Luis Rivas a San Agustín que de Spinoza, como han creído algunos entusiastas materialistas. Esto se debe (nuevamente el rastro de Thomas Merton se revela) a que el amor es el regidor de la obra, del mismo modo que lo fue para los hagiógrafos de las Escrituras: “‘El Solo’ de los achanti / al que tienen acceso todos los hombres; / ningún camino de un hombre se cruza con el de otro. /Un pedacito de él hay en el cuerpo de cada persona. / Nombres africanos de: / ¡El Encendedor de Fuego’, ‘El Inexplicable’, / ‘El Estanque Contemporáneo de Todas las Cosas’, / ‘El que Fue Encontrado’. / El arco iris es su arco de caza, para los pigmeos.” (“Omega”) ¿Quién más podría ser exegeta por antonomasia de un libro sagrado sino el fabulador que se juega la vida por (y en) el mundo a punta de metralla, amenazas y cárcel, emulando la usanza de los cristianos confnados a mazmorras e inmolaciones públicas, a infaustas esclavitudes (léanse si no las Lamentaciones del Antiguo Testamento)? La poesía de Cardenal se inscribe en esa melancolía de Dios y la justicia que bien podían orillar a Monroe al suicidio, la “tristeza de no ser santos” (“Oración por Marilyn Monroe”): “Libértanos tú / porque no nos libertarán sus partidos // Se engañan los unos a los otros / y se explotan los unos a los otros /sus mentiras son repetidas por mil radios / sus calumnias están en todos los periódicos / tienen ofcinas especiales para hacer Mentiras […] pero las palabras del Señor son palabras limpias / y no de Propaganda”. (“Salmo 11:12”).

El Cántico Cósmico es más deudor de los anhelos holistas en flosofía que empuñaban los cristianos de la Antigüedad —ya dígase gnósticos o catecúmenos romanos lectores del Evangelio según San Juan que de las estéticas posmodernas, incrustadas en una generalidad despedazada que evade la conformidad. Cardenal va en busca de un encuentro de las cosas dispersas con el Uno, y en el Uno, cada individuo que compone el Universo; es decir: la abolición de la soledad en el consuelo de la Integridad “toda ciencia trascendiendo” (San Juan de la Cruz), investida de plenitud conforme a las directrices del amor: “todo en la naturaleza, desde el electrón hasta el hombre, es un solo salmo” (EC, Vida en el amor). 1 Esto se consuma en una oración conmovedora y solícita (Gethsemaní, KY y los Salmos, verbigracia), donde la denuncia no emplea algún tono espantable sino descriptivo, presumiendo credibilidad y un carisma apasionante de oratoria mínima —hay algunos casos en que podríamos acusar chantaje emocional, como pasa en su Canto Nacional, una copia evidente de Canto General—, y una dimensión histórica consistente para comprender a Sudamérica en la política dominatrix que Norteamérica ha impuesto al continente.

En esta tradición sí podemos desentrañar las pesquisas del nicaragüense al margen de sus declaraciones mediáticas, más preocupadas por la política de Latinoamérica que de su poesía o su poética —a lo que se añade su renuencia a departir sobre ciertos argumentos de índole estética, como hiciera antes Whitman en sus entrevistas y declaraciones públicas—. Cardenal ofrece una mirada análoga a la que nos ofertó el flósofo judío Martin Buber: el yo encaminado hacia el tú. La comunión es esencial tras la vida en el amor, el solaz juvenil de los Epigramas (deudores de Propercio y Catulo); ahora hay algo más: el amor de unos con otros: la pluralidad del deseo y la Unidad de la naturaleza, que pasa entre las cabriolas de los Salmos y su Canto Nacional (fuera de los excesos panfetarios) hasta desfogarse en el impetuoso Cántico Cósmico como certidumbre de una condición ontológica de la materia: la Evolución, y la relación entre micro, meso y macrocosmos. La Creación es un solo acto, una sola tirada de dados: un Génesis moderno, religioso, intertextual e hipertextual que defende las creencias religiosas proscribiendo la superstición, e imbricando a partir de un “exteriorismo” (nombre de su fórmula dilecta, derivada de los Cantos de Pound): “En Santiago de Guatemala y en San Salvador / se reían los conquistadores / del libro de unico vocationis modo / de Fr. Bartolomé de las Casas / y decían que si ‘con palabras y con persuasiones’ / reducía a los indios al gremio de la iglesia / y ponía en práctica lo que escribía en retórica / ellos dejarían las armas… […] Y no pidió Fr. Bartolomé de las Casas ningún sueldo, / gastos de viaje, X cantidad de pan, / vino, barriles de conservas, etc., a la semana o al mes, o al año / ni el Obispado de la tierra. / Única condición: / Que los indios no se encomendarían a nadie. / Que serían vasallos libres de su Majestad.” (El Estrecho Dudoso).

1. En efecto, se trata de un tópico, una etiqueta convencional manida por los reseñistas y críticos del nicaragüense al versar sobre el Cántico Cósmico: la búsqueda de la Totalidad. Sin embargo es lo más destacado en el desempeño poético de Cardenal: sus exploraciones, sus intenciones como escritor, ya que formalmente es un autor lineal, enriquecido por los contenidos que han ido sumando afnación retórica a la poética de siempre.

 

 
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José Luis Rivas Vélez fue designado Premio Nacional de Ciencia y Artes 2009 que obtuvo en el área de Lingüística y Literatura junto con Carlos Montemayor y Hugo Hiriart.
El maestro Rivas también es traductor, editor y fungió como director de la Editorial de la UV durante 14 años. Ha escrito Tierra nativa (1982), La transparencia del deseo (1986), Luz de mar abierto (1992), Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003) y Un navío, un amor (2005); fue ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1986) y también del Xavier Villaurrutia en 1990. Recientemente la Editorial de la UV
Entre los galardonados se encuentre también la doctora Blanca Jiménez Cisneros, en el área de Tecnología y Diseño y Arturo Márquez en el área de Bellas Artes, ambos han sido homenajeados en la Feria Internacional del Libro Universitario.

Hernán Lara Zavala obtuvo el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México por su obra Península, península. El jurado estuvo integrado por la escritora catalana Rosa Regás, el novelista mexicano Alberto Ruy Sánchez y el escritor mexicano Álvaro Uribe quien decidió otorgar el galardón de manera unánime. El premio está dotado de 500 mil pesos y lo recibió de manos del Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard.
Felicitamos a nuestro buen amigo Hernán Lara Zavala, quien fue jurado del Premio Latinoamericano a Primera Novela Sergio Galindo en su primera versión. Próximamente saldrá un libro de su autoría bajo el sello de la Editorial de la UV.

De nueva cuenta la Editorial de la UV tendrá una participación destacada en la FIL de Guadalajara con tres presentaciones de libros y un stand en el área de las editoriales de instituciones de educación superior. La fiesta del libro más importante de América Latina se realizará del 27 de noviembre al 6 de diciembre y tendrá como ciudad invitada a Los Ángeles, California con la literatura y amplia cultura de esa zona multicultural.
La Editorial de la UV dará a conocer la colección Narrativa de Sergio Galindo, que recopilará las obras del escritor xalapeño. La recopilación iniciará con La comparsa y Declive y serán presentadas por José Luis Martínez Morales, Godofredo Olivares, Víctor Hugo Vásquez Rentería y Agustín del Moral Tejeda. La presentación será el sábado 28 de noviembre a las 18:00 horas en el Salón Alfredo R. Placencia.
El domingo 29 de noviembre a las 12:00 horas, en el mismo lugar se presentará Y así por el estilo, de Joseph Brodsky, obra traducida por José Luis Rivas. Los comentarios estarán a cargo de Ramón Aguirre, Agustín del Moral Tejeda y el propio ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009.
El lunes 30 de noviembre se presentarán los títulos recientes de la colección Sergio Pitol traductor con los comentarios de Darío Jaramillo, Rodolfo Mendoza y el maestro Pitol. La actividad se desarrollará a las 19:30 horas en el Salón Antonio Alatorre.

Herta Müller, escritora alemana nacida en Rumania, fue ganadora del premio Nobel de Literatura 2009. Desde comienzos de los 90 y con la traducción de sus obras a más de 20 idiomas, Müller se ha consolidado como una de las autoras más importantes del panorama literario internacional.
Nació el 17 de agosto de 1954 en Nitzkydorf, en el distrito rumano de Temeshwar. Debido a la censura en la publicación de su primer libro y al espionaje a la que fue sometida, Müller abandonó su patria en 1987 y se instaló en Berlín occidental. Tres años antes se había publicado ya en occidente su colección de relatos En tierras bajas (Niederungen)

Cinco meses después de su publicación en inglés, salió a la venta en español la única biografía "tolerada" del Gabo: Gabriel García Márquez: una vida, escrita por el británico Gerald Martin.
El trabajo de Martin reúne más de 300 entrevistas -entre familiares, políticos como Fidel Castro o Felipe González y escritores como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes- y encuentros con García Márquez a lo largo de casi dos décadas.
Los funerales de la Mamá Grande fue el primer libro de García Márquez editado en México y se dio a conocer a través de la Editorial de la UV.

El 12 de noviembre es el Día Nacional del Libro. La celebración se instauró por decreto presidencial en 1979 para conmemorar el nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz acaecido en 1651 y con el propósito de divulgar el libro y la lectura en el país.